Así es, j_aguado, se ha dicho eso de Manzano y Ferrando, y también que a Simeone le parece intolerable la calidad de los jugadores que no son Griezmann, y también que Griezmann (cuyo fichaje se ha calificado de "error histórico") es su protegido, hasta el punto de que por beneficiarle a él perjudica al equipo, quebrantando, por tanto, el principio del mérito y la justicia que debe regir el gobierno de su parcela, y también que el declararse como "hombre de club" suponía en realidad una traición a los atléticos, y también que está en connivencia con la directiva, y también que es parte central de una maniobra de ataque a la línea de flotación del verdadero ser del Atleti, y también que hay que haber jugado en el Madrid para gozar de su beneplácito, y también que su respeto a la jerarquía dentro del vestuario va en detrimento del equipo, y también que vive demasiado cómodo en Madrid como para aceptar que tiene que irse y muchas cosas más, incansablemente desde largo tiempo hasta esta noche mismo en que Napoleón Wilson, como recostado en el diván de la consulta con los ojos empañados, nos suelta que no puede más con esto y que "ver esa defensa de cinco, todos aculados, ese desprecio por proponer, ese no saber a qué se juega" le deprime más que aquellas temporadas en que casi se desciende e incluso que los años en segunda, que él llama "años de plomo". Son cosas, como ves, que, para que hagan más daño, o son de índole estrictamente moral o, tomando como pretexto aspectos relacionados con el juego del equipo, revelan la repugnancia (y esta repugnancia tiene también, en el fondo, un carácter moral) que puede llegar a producir la mera presencia del otro, tanto más cuanto más te haya dado. Porque Simeone, como todo héroe, no morirá en la cama, ni siquiera por un tiro del enemigo a quemarropa. Morirá descuartizado y vilipendiado por aquellos que más decían amarle.