Algunos le conocimos hace dos décadas como aspirante a entrar en el Grupos Salvaje que cuentan los antiguos que agitó el Calderón, las tabernas del centro, algunos desplazamientos y hasta la sede de una conocida radio en Gran Vía. Ahí estaba siempre presente sin decir una palabra de más. Cuando necesitabas algo era el encargado de conseguirlo, ya fuera un abono, una entrada o cualquier otra cosa. Él centralizaba todo lo necesario para un grupo cada vez más grande de atléticos. Nos representó en los primeros congresos europeos y estuvo en todas las ocasiones que nuestro equipo se jugó algo en algún campo.
Muchas gracias amigo, estés donde estés, algo tuyo queda entre nosotros.
Siempre presente, Quesada siempre presente.