Tan jodido como todos yo lo que echo en falta no es a Torres, ni creo que Forlan o Aguero no den la talla. Tampoco creo que no den la talla otros como Maxi, Simao, Motta o Raúl García, y ya van seis, que para un equipo de 11, no está mal, sobre todo teniendo en cuenta que ocupan todas las plazas de medio campo hacía delante. La defensa y el portero son otro cantar, evidentemente. Pero tampoco les voy a culpar, y mira que es fácil. No voy a hablar hace una semana de lo buenos que me parecen el Kun y Forlan y ahora voy a iniciar una caza de brujas contra ellos. Y menos por estar reventados físicamente por tener que jugar hasta los torneos de la galleta. ¿Están mal por falta de actitud o están mal por tener demasiada actitud? Yo creo que la respuesta cae por su propio peso. Tampoco voy a despotricar contra Aguirre, entrenador que no me gusta en cuanto a planteamientos y lectura de partidos pero que creo que tampoco lo está haciendo mal, porque tiene otros valores que está sabiendo aprovechar y porque era necesario que alguien, el que fuera, tuviera algo de continuidad en ese banquillo.
¿Qué echo en falta entonces?
Echo en falta que ayer ningún canterano vistiera nuestra camiseta (Torres o el que fuera), y echo en falta no a uno, sino a varios. Echo en falta que de los futbolistas que componen esta plantilla cualquiera puede ser capitán de este equipo, (hasta Valera lo ha sido), porque no hay ninguno que lleve más de tres o cuatro años en esta casa y la mayoría no llegan ni a dos. Echo en falta que por esos dos motivos ninguno de los jugadores que salta al campo (tal vez se salven Aguero y Maxi por su procedencia y porque saben perfectamente lo que es un partido con el eterno rival) sepan lo que es un partido con el Trampas y lo que significa esa grada. Echo en falta que los jugadores salgan al campo a morir. El año pasado, con los últimos y más altos rúgidos de Torres saltó al campo el último jugador que sabía lo que es eso (y vuelvo a decir que me da igual que sea Torres o el lucero del alba, hablo de gente de la casa, que sienta esa camiseta como la sentimos nosotros, me da igual quién, y lo cierto es que no hay ni un sólo futbolista de la cantera - A. López es lo más parecido y no se ha criado aquí- y ni un sólo futbolista de Madrid).
Eso es lo que echo en falta, mirar al campo y ver, que jugando mal, regular o bien, en ese césped hay gente que se va a dejar la piel en él porque saben lo que significa ese partido, y ganaran, empataran o perderan pero lo darán todo, y al final del partido nos podremos mirar orgullosos, tristes, alegres, insultantes de felicidad, jodidos o dolidos por un nuevo robo, pero orgullosos, como siempre me había sentido hasta hace unos años, años en los que nosotros miramos al césped y no vemos nada (antes veíamos a unos de los nuestros ahí, hace mucho veíamos a muchos de los nuestros ahí), nada que nos emocione, nada que nos haga sentir que van a morir por nosotros como nosotros moriríamos en la grada por ellos, pero además, me temo, que ellos miran a la grada y tampoco ven nada, nada de aquel sentimiento que antaño había, o al menos muy poco queda ya, sólo en el orgullo medio muerto de unos pocos, porque es muy triste que haya que estar todo el partido, unos pocos, intentando hacer que todos canten y que la gente mire al campo como el que va al cine o al teatro, no como el que va a una guerra, a una batalla (y no hablo de violencia, es metáfora, hablo de darlo todo), porque estos partidos son una guerra, una guerra que desde hace años tenemos perdida antes de empezar, en el césped y en la grada, porque ya no hay comunión, porque ya no somos un solo corazón, césped y grada, grada y césped, sólo somos un mal recuerdo desfigurado y absurdo de lo que un día fuimos. Ayer no se jugó un derby con los fuleros, ayer sólo se jugo un acto más de una que ya parece eterna patochada.
Estoy jodido, pero ya ni la sangre que brota, la poca que nos queda, sabe tan amarga.