Intentaré ser un poco optimista, y mantener algo de esperanza hasta la vuelta. ¡Todavía no estamos eliminados!
Nada más encender la tele, y ver que nadie entraba en el campo rival, que los ingleses se hinchaban a disparar a nuestra área, que el pobre Forlán estaba bregando contra todo Dios más cerca de su portería que de la contraria, que todo nuestro juego consistía en pelotazos sin sentido de los defensas, y que el único que intentaba subirla con algo más de argumento era Simao... Pensé que el retorno al fútbol que vimos contra el Racing había sido sólo un dulce sueño, y que Aguirre volvía por sus fueros. Sin embargo, quedaba la esperanza de que el equipo resucitase en la segunda parte.
De hecho, cuando entró el Kun, el Atlético empezó a dominar, a llegar con más claridad, a jugar más vivo. Pero el Kun fue expulsado por una soberana tontería, el equipo se quedó con 10, Simao se lesionó, y ya sólo quedaba Forlán... Todo se fue al garete. Dejando a parte la poca sangre en las venas con la que se había jugado en la primera parte, es que parece que Dios es madridista y se complace con las desgracias del Atleti.
Al menos, jugando bien y en el Calderón, la remontada todavía es posible. Cosas más difíciles se han visto, y ahora mismo estamos en la misma situación que el Villarreal. Pero sin el Kun...