by sergio medina
No voy a hacer demagogia barata con la pose de Enrique Cerezo con la camiseta del otro equipo grande de la ciudad. Empezar a decir que si ha demostrado que es madridista o que lo hace aposta mal en el Atleti porque él es del Real me parece además de simplista, inapropiado.
Lo único que le quiero decir al señor Cerezo es que cuando el acude a algún lugar en representación del club o con una posible repercusión hacia el club en ese momento él no es ya Enrique Cerezo Torres, sino el presidente del Atlético de Madrid y debe actuar en consonancia y con la responsabilidad que este cargo supone.
El Rey de España no puede permitirse el lujo de posar con una bandera republicana, ni en la intimidad, porque debe ser consecuente con su posición y con las sensibilidades que puede herir el cargo que ocupa y su actitud. Como se dice coloquialmente, la Reina no sólo tiene que ser una señora, sino que además tiene que parecerlo.
Ver esta fotografía me ha producido una inmensa alegría y creo que es un gran paso, porque un simple retrato ha servido para crearle más detractores a Cerezo que sus 20 años de ruinosa gestión al frente del club.
La gente está mucho más crispada por verle posar con la camiseta del eterno rival que por el hundimiento y el saqueo que le están provocando al club, porque muchos aficionados parecen que se van dando cuenta de que ya es que se están riendo de nosotros en nuestra cara y si la torpeza de Cerezo va a hacer despertar a la afición mañana me enmarco esta foto y la pongo en la mesa del despacho.
Por cierto esta tarde a las 19.00 horas se celebra la tercera edición del Foro Gaudeamus Atleti en el Hotel Rafael Pirámides. El tema del día es “de Cuatro Caminos al Manzanares”, aunque el tema será lo de menos y se volverá a hablar del verdadero Atlético de Madrid de la mano Feliciano Rivilla, tricampeón de Copa y campeón de la Recopa, y Bernardo Salazar y de muchos atléticos allí presentes que nunca posaremos con la camiseta del Madrid. De verdad que invito a todo el mundo a que se pase porque sólo escuchar hablar a esa gente contar sus historias de la época gloriosa del Atleti a mí se me saltan las lágrimas.
P.D.: Mi admiración al fotógrafo de AS que haya hecho la foto porque se ha coronado. Futbolísticamente la foto produce nauseas, pero periodísticamente es un documento tremendo.
by miguélez
A falta de títulos y victorias, de los que no tiene noticias desde hace ya doce años, lo que queda del Atlético es una seña de identidad, un sentimiento, el respeto a un pasado mejor, representado por la fidelidad indesmayable de una afición castigada como ninguna. Explicado en términos de negocio, que es como entienden este club sus actuales dueños, el Atlético es una marca. Con pedigrí, con tirón comercial, con capacidad para introducirse en los medios y generar sólo por nombre un puñado de dinero. Que su triste realidad se reduce a eso es algo que han confesado implícitamente sus gestores con su política de los últimos años. Para compensar un equipo a la deriva, se ha potenciado el valor de la marca, esos anuncios tan tiernos e impactantes que hacían sentirse a los seguidores rojiblancos propietarios de un don inalcanzable para los demás. ‘Perdemos, pero somos especiales’. Así que oé, oé, oé, oé. Había poderosas sospechas de que esa reivindicación de grandeza era una simple estrategia, que los dueños y los empleados tocaban de oído sin ninguna convicción. Por eso trataron de asuntos menores la traición de Pablo, la ofensa de Reyes, el brindis de Simao o la cesión de Jurado. Por eso no les ruborizó exteriorizar su vocación de sucursal del vecino, sin comprender el atentado que representa para la idiosincrasia de un escudo que creció atrevido a una rivalidad de tú a tú con el de enfrente, cargado además de documentadas costumbres ganadoras. Esa gente no sabe dónde está ni trabaja, y de ahí la hecatombe actual. Lo inimaginable era pensar que fuera capaz de olvidarse del guión con semejante torpeza. Que hasta el que hace las veces de presidente se ofreciera a posar como si nada con la camiseta del Madrid, tan sonriente. Con la que cae por el Manzanares… Y lo peor no es la imagen. Mucho más grave es que a estas horas Cerezo siga sin entender su descuido y su ofensa. A muchos les parecerá un pecado venial sacado de quicio. A mí no. Es el desliz terminal que le desautoriza a seguir un segundo más ahí sentado.
"Si se cree, y se trabaja, se puede". Palabra de Dios.
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