Cobarder: Vamos, que habla como lo que es, un tipo integro y buena gente al que la prensa desprecia por jugar con quien juega.
El problema de Costa es que en una sociedad de mierdas, de pusilánimes, de gentes cuyos valores dejan mucho que desear, que viven del medrar, del peloteo y donde las cualificaciones se ganan a golpe de dedo y de sobre, él es UN TÍO, con todo lo que esa palabra conlleva. Y todo esto ocurre en el mayor espejo mediático que hay actualmente, el futbol, y los megáfonos lo amplifican.
Entre tanto mierda de repente aparece un tío que se abre hueco a mordiscos si hace falta, a empujones y a fuerza de huevos, pero luchando cara a cara, de tú a tú, sin esconderse, y la sociedad rechina, porque en cualquier comparativa salen perdiendo y no quieren que ningún borrego se salga del redil, y le llaman de todo. Si encima le añades que no es el típico guaperas metrosexual, el icono típico de esta sociedad de mariconas preocupadas por la imagen como motivo principal de vida, si no más bien todo lo contrario, y que no juega en uno de los dos tramposos, sino en el Aleti, casi se convierte en un insulto. Puyol también podría ser un Diego Costa de la vida, pero como juega en el trampe$ es un símbolo.
Pero el tío tiene huevos, muchos, porque el resto de aficiones le odian, le pitan, le gritan, normal, pero está consiguiendo hasta ganarse su respeto. No sé si es un abanderado de nada, y seguro que él no quiere serlo, pero en cierto modo le están convirtiendo en una bandera de extrañas luchas políticas y sociales que viven equistadas en nuestra sociedad.
A mí realmente sólo me importa como jugador del Atlético de Madrid y actualmente una de sus señas de identidad en el campo. El resto de los aspectos me la sudan. Es uno más de la manada y como tal le trato. A muerte.