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Gárate, último héroe y primer caballero

Último artículo 01-07-2019 10:34 escrito por Whitaker. 59 respuestas.
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  • 23-10-2016 9:48 en respuesta a

    Re: Gárate, último héroe y primer caballero

    Archivado en:
  • 16-06-2019 19:55 en respuesta a

    Re: Gárate, último héroe y primer caballero

    Archivado en:
  • 16-06-2019 20:20 en respuesta a

    Re: Gárate, último héroe y primer caballero

    Muy bien el documental. Ídolo de infancia y ahora también... ingeniero y caballero. Gran persona, humanidad para regalar. Vasco vasco. Edito. Cara8, que cojones, bastardo criminal !!!!!!!!
    El mayor exito de la educación es la tolerancia

  • 16-06-2019 21:41 en respuesta a

    Re: Gárate, último héroe y primer caballero

    Me ha llamado mucho la atención, a pesar de estar el campo en obras, las flojas entradas que tenía el Calderón, bueno estadio del manzanares, por aquella época, 69! 70 y 71.
    Por lo demás emocionalmente documental
    ATLETI no se que tienes, pero te llevo muy dentro
  • 17-06-2019 16:07 en respuesta a

    Re: Gárate, último héroe y primer caballero

    Las entradas al campo eran bajas porque a la gente le costó mucho cambiar del Metropolitano al Calderón,,de hecho según contó la familia Barroso , solo el 20% de los socios del Metropolitano se pasaron al Calderón,,
  • 28-06-2019 9:01 en respuesta a

    Re: Gárate, último héroe y primer caballero

    Es que entonces el Calderón estaba en el culo del mundo. Era el erial de la época
  • 28-06-2019 9:30 en respuesta a

    Re: Gárate, último héroe y primer caballero

     Más erial era el Cuernabéu cuando lo construyeron

    "El Atlético no se merece que le estén tratando como le están tratando. No se puede conformar con entrar en Europa, estoy en contra de anuncios como ese de 'Papá, ¿por qué somos del Atleti?'. ¡No! Cuando yo estaba siempre salíamos a competir a por la Liga, la Copa, todo. ¡Vuestros padres no nos permitían otra cosa! Somos el tercer equipo de España, pero nos hemos alejado de nuestra historia. Pero pensad que, cuando una puerta se cierra, se abre una ventana".
    Luis Aragonés en su Gaudeamus

    Diles que se vayan
    https://fbcdn-sphotos-d-a.akamaihd.net/hphotos-ak-ash4/404125_10151097005874053_1474836781_n.jpg
  • 28-06-2019 11:27 en respuesta a

    Re: Gárate, último héroe y primer caballero

    Hombre, en la época musulmana, las murallas defensivas se situaban justo en la zona, y está a 15 minutos de la Puerta del Sol o la Plaza Mayor andando. Tanto erial no sería. La zona donde se asienta el Erial Arena hasta hace nada era un nido de bichos sobre aguas subrerráneas, y a los musulmanes ni se les pasó por la cabeza asentarse en esa mierda de tierras buenas para nada, ni a prácticamente nadie, después de ellos, tampoco. Qué fàcil sale a veces dar opiniones gratuitas sin fundamento alguno.
    Quesada siempre presente!!!
  • 28-06-2019 12:04 en respuesta a

    Re: Gárate, último héroe y primer caballero

    El Páramo fue un yacimiento de sepiolita, de hecho.

    "El Atlético no se merece que le estén tratando como le están tratando. No se puede conformar con entrar en Europa, estoy en contra de anuncios como ese de 'Papá, ¿por qué somos del Atleti?'. ¡No! Cuando yo estaba siempre salíamos a competir a por la Liga, la Copa, todo. ¡Vuestros padres no nos permitían otra cosa! Somos el tercer equipo de España, pero nos hemos alejado de nuestra historia. Pero pensad que, cuando una puerta se cierra, se abre una ventana".
    Luis Aragonés en su Gaudeamus

    Diles que se vayan
    https://fbcdn-sphotos-d-a.akamaihd.net/hphotos-ak-ash4/404125_10151097005874053_1474836781_n.jpg
  • 28-06-2019 21:58 en respuesta a

    Re: Gárate, último héroe y primer caballero

    juaroto:
    Es que entonces el Calderón estaba en el culo del mundo. Era el erial de la época
    ¿dices eso y no te ruborizas?.
    Máteme, pero no mienta
  • 29-06-2019 3:45 en respuesta a

    Re: Gárate, último héroe y primer caballero

    Era un erial a principios del siglo XX. En uno de los libros de La lucha por la vida, Baroja describe un encuentro del protagonista (cuyo nombre no recuerdo) con un trapero en el chamizo de éste. Es una escena memorable, con esa poesía que Baroja sabía extraerle a la miseria. Pues bien, atendiendo a la localización aproximada que el escritor establece, ese chamizo no debía de estar lejos de lo que después fue el Paseo de las Acacias. Pero en los años sesenta, hasta la Glorieta de Embajadores todo estaba más o menos como ahora. No así el propio Paseo de las Acacias, donde, tras los primeros edificios a ambos lados, se sucedían algunos otros, más bien aislados, entre largas tapias. La tapia del Campo del Gas, la del depósito, enorme cilindro plateado del que se desprendía el perfume del gas que yo recuerdo en las mañanas frías de domingo, viendo jugar al Plata, o al Amparo, o al Fuencarral, o a la Ferro. O, enfrente, la tapia de extensos solares en que aún podían rastrearse las muescas de los disparos de la guerra civil. Todo eso cambió a finales de los ochenta y principios de los noventa, convirtiéndose en el barrio agradable, tranquilo y pequeñoburgués que es hoy. Ese par de casas viejas de la Glorieta de Pirámides se mantiene. Pero luego ya, en dirección al campo y alrededor de él, solo estaba el edificio de figura ligeramente combada que hay frente a la esquina del fondo norte opuesta al río. Y, por supuesto, la fábrica de Mahou, que exhalaba un fuerte aroma a cebada perceptible en los partidos nocturnos. El resto eran solares, si bien a cinco minutos en cualquier dirección, en ambas márgenes del Manzanares, nacían los mismos barrios populosos que podemos encontrar ahora. Respecto a Gárate, como puede apreciarse en el excelente reportaje, era un hombre humilde y orgulloso -con ese orgullo inquebrantable de algunos humildes-, de una altura moral que yo creo le servía para elevarse por encima de la fuerza bruta con que en aquellos tiempos tenía que enfrentarse con frecuencia. No me parece casual que los grandes delanteros centro de los setenta -Gárate, Quini, Santillana- fueran hombres nobles y de una calidad humana excepcional. Gárate, además, era reflexivo y levemente melancólico -Creo que mi carrera deportiva no va a ser muy larga, decía el tío con veinticinco o veintiséis años- fuera del campo, mientras que dentro era capaz de meter la cabeza entre los tacos rivales para peinar un balón. A Gregorio Benito, el central del Madrid de la época, uno de esos conspicuos animales con los que tenía que habérselas, le encandiló. Literalmente, le enamoró, porque soportaba sus asechanzas y embates sin perderle la cara y sin una sola queja, oponiéndole la astucia, la armonía del cuerpo y el primor técnico. Entre ambos nació una hermosa amistad y ambos acabaron cojos sus respectivas carreras. Si no me equivoco, ahí siguen, cojos y amigos, frecuentándose. Por último, no me resisto a consignar que, al margen de la memoria de momentos concretos, este reportaje me ha traído una fragancia de equipo grande, mantenido en el tiempo. Las gradas llenas, esas secuencias de ataque en que aparecen Adelardo, Luis, Irureta, Ufarte, Gárate, Alberto, los laterales, con el rival atrás, resistiendo como podía. Una fragancia que yo creía perdida para siempre hasta que apareció Simeone y lo cambió todo. Sirva lo cual para obtener la perspectiva necesaria a la hora de juzgar a las personas y los hechos.
  • 29-06-2019 9:25 en respuesta a

    Re: Gárate, último héroe y primer caballero

    -fernando-:
    Era un erial a principios del siglo XX. En uno de los libros de La lucha por la vida, Baroja describe un encuentro del protagonista (cuyo nombre no recuerdo) con un trapero en el chamizo de éste. Es una escena memorable, con esa poesía que Baroja sabía extraerle a la miseria. Pues bien, atendiendo a la localización aproximada que el escritor establece, ese chamizo no debía de estar lejos de lo que después fue el Paseo de las Acacias. Pero en los años sesenta, hasta la Glorieta de Embajadores todo estaba más o menos como ahora. No así el propio Paseo de las Acacias, donde, tras los primeros edificios a ambos lados, se sucedían algunos otros, más bien aislados, entre largas tapias. La tapia del Campo del Gas, la del depósito, enorme cilindro plateado del que se desprendía el perfume del gas que yo recuerdo en las mañanas frías de domingo, viendo jugar al Plata, o al Amparo, o al Fuencarral, o a la Ferro. O, enfrente, la tapia de extensos solares en que aún podían rastrearse las muescas de los disparos de la guerra civil. Todo eso cambió a finales de los ochenta y principios de los noventa, convirtiéndose en el barrio agradable, tranquilo y pequeñoburgués que es hoy. Ese par de casas viejas de la Glorieta de Pirámides se mantiene. Pero luego ya, en dirección al campo y alrededor de él, solo estaba el edificio de figura ligeramente combada que hay frente a la esquina del fondo norte opuesta al río. Y, por supuesto, la fábrica de Mahou, que exhalaba un fuerte aroma a cebada perceptible en los partidos nocturnos. El resto eran solares, si bien a cinco minutos en cualquier dirección, en ambas márgenes del Manzanares, nacían los mismos barrios populosos que podemos encontrar ahora. Respecto a Gárate, como puede apreciarse en el excelente reportaje, era un hombre humilde y orgulloso -con ese orgullo inquebrantable de algunos humildes-, de una altura moral que yo creo le servía para elevarse por encima de la fuerza bruta con que en aquellos tiempos tenía que enfrentarse con frecuencia. No me parece casual que los grandes delanteros centro de los setenta -Gárate, Quini, Santillana- fueran hombres nobles y de una calidad humana excepcional. Gárate, además, era reflexivo y levemente melancólico -Creo que mi carrera deportiva no va a ser muy larga, decía el tío con veinticinco o veintiséis años- fuera del campo, mientras que dentro era capaz de meter la cabeza entre los tacos rivales para peinar un balón. A Gregorio Benito, el central del Madrid de la época, uno de esos conspicuos animales con los que tenía que habérselas, le encandiló. Literalmente, le enamoró, porque soportaba sus asechanzas y embates sin perderle la cara y sin una sola queja, oponiéndole la astucia, la armonía del cuerpo y el primor técnico. Entre ambos nació una hermosa amistad y ambos acabaron cojos sus respectivas carreras. Si no me equivoco, ahí siguen, cojos y amigos, frecuentándose. Por último, no me resisto a consignar que, al margen de la memoria de momentos concretos, este reportaje me ha traído una fragancia de equipo grande, mantenido en el tiempo. Las gradas llenas, esas secuencias de ataque en que aparecen Adelardo, Luis, Irureta, Ufarte, Gárate, Alberto, los laterales, con el rival atrás, resistiendo como podía. Una fragancia que yo creía perdida para siempre hasta que apareció Simeone y lo cambió todo. Sirva lo cual para obtener la perspectiva necesaria a la hora de juzgar a las personas y los hechos.
    Qué maravilla Fernando! Yo recuerdo, en el 71 o 72, ir y volver en coche desde el centro como una aventura, con mi tío Quin dándole a la bocina cuando se ganaba un partido importante sin parar hasta que volvíamos a casa. Pero de niño las distancias parecen mayores. Y recuerdo el olor a cebada. Y el Gasómetro. Y la emoción de ver las luces del estadio encendidas desde Pontones. Y el ruido de las almohadillas que se oye en el documental, que es lo más impresionante que he oído nunca en un campo. Había que tener fuerza para dar una contra otra, y cómo le daban aquellos atléticos... Y cómo las tiraban al campo cuando había robos. Y las pitadas y protestas cuando algún jugador no rendía lo esperado. Y la entrega al Paleto, Adelardo; y los murmullos de emoción cuando Zapatones iba a tirar una falta... La vida de después, me parece, es solo un intento de volver a aquella felicidad inexplicable...
    "¿Pupas? No sé lo que es eso. Estuve aquí cinco años y gané Copa, Campeonato, Europa League y Supercopa de Europa. No sé lo que es".
  • 29-06-2019 11:20 en respuesta a

    Re: Gárate, último héroe y primer caballero

    te ha faltado añadir: ...que se llama infancia.

    Lo creamos o no, lo queramos o no, ahora otros lo viven en el Erial Arena.
    Quesada siempre presente!!!
  • 29-06-2019 11:31 en respuesta a

    Re: Gárate, último héroe y primer caballero

    Esos gorros y bufandas de lana, tejidos por nuestras madres o abuelas, los coches decorados con cojines de croche y esas camisetas con el numero y el escudo con corchetes, para quitarlos al lavar para que no destiñeran.Me hice socio en Barquillo 22, con mi primer sueldo de botones. Que suerte haber vivido esos tiempos.
    Fernando Torres. En su despedida.“Cuando lleguen los malos momentos, cuando desde fuera quieran dividirnos y decir que las cosas van mal, en esos momentos que seguro que llegarán, me gustaría que recordarais el orgullo que sentís ahora. Todos somos uno. Eso es ser del Atleti”.
  • 01-07-2019 10:34 en respuesta a

    Re: Gárate, último héroe y primer caballero

    -fernando-:
    Era un erial a principios del siglo XX. En uno de los libros de La lucha por la vida, Baroja describe un encuentro del protagonista (cuyo nombre no recuerdo) con un trapero en el chamizo de éste. Es una escena memorable, con esa poesía que Baroja sabía extraerle a la miseria. Pues bien, atendiendo a la localización aproximada que el escritor establece, ese chamizo no debía de estar lejos de lo que después fue el Paseo de las Acacias. Pero en los años sesenta, hasta la Glorieta de Embajadores todo estaba más o menos como ahora. No así el propio Paseo de las Acacias, donde, tras los primeros edificios a ambos lados, se sucedían algunos otros, más bien aislados, entre largas tapias. La tapia del Campo del Gas, la del depósito, enorme cilindro plateado del que se desprendía el perfume del gas que yo recuerdo en las mañanas frías de domingo, viendo jugar al Plata, o al Amparo, o al Fuencarral, o a la Ferro. O, enfrente, la tapia de extensos solares en que aún podían rastrearse las muescas de los disparos de la guerra civil. Todo eso cambió a finales de los ochenta y principios de los noventa, convirtiéndose en el barrio agradable, tranquilo y pequeñoburgués que es hoy. Ese par de casas viejas de la Glorieta de Pirámides se mantiene. Pero luego ya, en dirección al campo y alrededor de él, solo estaba el edificio de figura ligeramente combada que hay frente a la esquina del fondo norte opuesta al río. Y, por supuesto, la fábrica de Mahou, que exhalaba un fuerte aroma a cebada perceptible en los partidos nocturnos. El resto eran solares, si bien a cinco minutos en cualquier dirección, en ambas márgenes del Manzanares, nacían los mismos barrios populosos que podemos encontrar ahora. Respecto a Gárate, como puede apreciarse en el excelente reportaje, era un hombre humilde y orgulloso -con ese orgullo inquebrantable de algunos humildes-, de una altura moral que yo creo le servía para elevarse por encima de la fuerza bruta con que en aquellos tiempos tenía que enfrentarse con frecuencia. No me parece casual que los grandes delanteros centro de los setenta -Gárate, Quini, Santillana- fueran hombres nobles y de una calidad humana excepcional. Gárate, además, era reflexivo y levemente melancólico -Creo que mi carrera deportiva no va a ser muy larga, decía el tío con veinticinco o veintiséis años- fuera del campo, mientras que dentro era capaz de meter la cabeza entre los tacos rivales para peinar un balón. A Gregorio Benito, el central del Madrid de la época, uno de esos conspicuos animales con los que tenía que habérselas, le encandiló. Literalmente, le enamoró, porque soportaba sus asechanzas y embates sin perderle la cara y sin una sola queja, oponiéndole la astucia, la armonía del cuerpo y el primor técnico. Entre ambos nació una hermosa amistad y ambos acabaron cojos sus respectivas carreras. Si no me equivoco, ahí siguen, cojos y amigos, frecuentándose. Por último, no me resisto a consignar que, al margen de la memoria de momentos concretos, este reportaje me ha traído una fragancia de equipo grande, mantenido en el tiempo. Las gradas llenas, esas secuencias de ataque en que aparecen Adelardo, Luis, Irureta, Ufarte, Gárate, Alberto, los laterales, con el rival atrás, resistiendo como podía. Una fragancia que yo creía perdida para siempre hasta que apareció Simeone y lo cambió todo. Sirva lo cual para obtener la perspectiva necesaria a la hora de juzgar a las personas y los hechos.

    La Busca, qué es el primero creo recordar. Y la persona creo recordar que no era el Trapero sino más bien el tuerto, que vivía en el Puente de Vallecas, aunque andaba por allí. Yo cuando leí las descripciones que hace, pensé también en el Calderón. Por cierto gran trilogia.
    un saludo
    "Todo el mundo tiene un plan hasta que le sueltas la primera hostia. "Mike Tyson"
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