Tres días después de proclamarse campeón de la Copa
América, Diego Forlán se presentó por su propia cuenta en el
entrenamiento del Atlético. "Estoy encantado de volver, tenía ganas de
regresar", sonreía en la ciudad deportiva de Majadahonda tras renunciar a
parte de sus vacaciones, pese a arrastrar un cansancio evidente. El
delantero uruguayo tenía dos objetivos en mente: ayudar al equipo en la
eliminatoria de la Liga Europa contra el Stromsgodset y congraciarse con
la directiva y la afición después de protagonizar varias crisis en las
dos últimas temporadas.
El entrenador, Gregorio Manzano, le puso de titular y
el Calderón le jaleó como en los viejos tiempos, sin que Agüero le
hiciera sombra. Su peor año en el Atlético -ocho goles en Liga, uno en
Copa y otro en Europa en 41 partidos (0,24 de media), frente a los 22
aciertos en 52 encuentros en la edición de 2007-08 (0,42), 35 en 44 en
la 2008-09 (0,56) y los 28 en 56 en la 2009-10 (0,5)- parecía olvidado.
La vida volvía a sonreírle. Un mes después Forlán, forzado por el club,
que no le ofrecía otra salida que el exilio por más que le quedaran dos
años de contrato, cerró a falta de los últimos detalles su fichaje por
el Inter. Una vez confirmado el traspaso de Eto'o al Anzhi, el conjunto
italiano pagará cinco millones de euros por El Cachabacha -el Atlético
lo compró por 20 al Villarreal-, que cobrará lo mismo (4,5 millones
netos) que en la ribera del Manzanares en las dos campañas que firmará
como neroazurro.
"Este verano llegó como un triunfador pero
sabía que no había hecho su mejor temporada con el club, que no había
estado bien, y quería demostrar su compromiso. Además, le favorecía la
manera de irse del Kun", explican en el vestuario rojiblanco. A sus 32
años, Forlán se encontraba tan relajado aquellos días de julio que hasta
debatía sobre si la lectura era más placentera en la última versión del
Ipad o pasando las páginas a un libro de toda la vida. "Estaba
tranquilo, había superado sus problemas musculares y había ganado la
batalla con Quique Flores, que le castigó con el banquillo tras casi
llegar a las manos. Como dice el dicho, se sentó a esperar que pasara su
cadáver por delante de su casa, mientras se concienciaba para darlo
todo en la Copa América y llegar a tope al Atlético", prosiguen
distintos empleados del club.
Para su sorpresa, Forlán no encontró
la respuesta que esperaba. Después de cuatro años en la casa seguía
siendo sospechoso a los ojos del consejero delegado, Miguel Ángel Gil
Marín, y su mano derecha, Emilio Gutiérrez, que siempre apostó por El
Kun y ninguneó al charrúa para desarrollar las campañas de márketing.
"Ha sido uno de los jugadores más importantes de la historia del
Atlético. Pero su relación con el club ha quedado mermada porque no ha
pensado en la entidad", cerraba Gil Marín ya en mayo cualquier
posibilidad de diálogo.
"Gané mi segunda Bota de Oro acá y entramos en Champions,
al año siguiente logramos la Liga Europa y la Supercopa de Europa y
fuimos subcampeones de Copa, me nombraron el mejor jugador del Mundial y
ayudé a ganar con mi país la Copa América después de 16 años, he vuelto
antes de lo que me correspondía... ¿Qué más tengo que hacer para no ser
el malo de la película?", se preguntaba entretanto Forlán a sí mismo y a
quienes le rodeaban la semana pasada, de vuelta en Madrid tras pasar
nueve días de descanso en Miami. Sus gestos no convencieron a Gil Marín,
que le dijo que no contaba con él. "Si no me quieren, tendré que irme",
concluyó el jugador, que dio permiso a su agente, Daniel Bolotnicoff,
para que contactara con el Inter.
El Atlético aprovechó ese
momento para dar a entender que el que quería irse era el futbolista.
Manzano dio fuerza al mensaje. El preparador, que en la ida de la previa
de la Liga Europa contra el Vitoria de Guimarães no convocó a Forlán
alegando unos problemas físicos, sí le incluyó en la lista para el
encuentro de vuelta esta noche (20.30, Telemadrid). "Sus diferencias con
Quique pertenecen al pasado. Quiero que Diego se reencuentre consigo
mismo, y para eso va a tener todo mi apoyo desde la exigencia. Voy a
pedirle más que a otros, porque su calidad así lo permite. Su
experiencia tiene que ir acompañada de rendimiento", decía Manzano en la
pretemporada. En realidad, la decisión del técnico de citarle en
Barajas, con Forlán negociando con el Inter, solo dejó una única salida
al delantero. Forlán llamó ayer por la mañana a Manzano y le comunicó
que no viajaría, según el técnico, porque "no estaba comprometido". Fue
el capítulo final a los cuatro años de amor y odio del uruguayo en el
Atlético.
http://www.elpais.com/articulo/deportes/ultimo/paripe/Forlan/elpepudep/20110825elpepidep_1/Tes