De primeras, Ozemaría, un reconocimiento a tu defensa
argumentada de los hechos. Desde ese “background” que tan poco cuartel se le da
en prensa, pero que algunos consideramos esencial y básico para entender cómo
de aquellos polvos surgieron estos lodos.
Sobre la réplica del marketiniano radical, o talibán del
marketing, un desastre para “lamarca”. La sujeta en dos pilares nocivos en la
reciente historia del Club.
Uno, la intervención judicial. Si se produjo, es porque hubo
delito, como quedó demostrado y falseado a posteriori con la pátina de la
prescripción. Ergo, la intervención realmente fue desastrosa para la propia
Institución, desde el mismo momento en que mermó la capacidad operativa del
Club, sin terminar el trabajo. Así, la zorra continúa en el gallinero, bien
limpita y aseada por la labor “buen rollito” dispensada por el cooperador
necesario en los círculos mediáticos donde se lleva manejando desde que era
cámara.
Y dos, la conversión a SAD. Otro puñal para la Institución
(en realidad, para la práctica totalidad de instituciones deportivas, sobre
todo de “primera” y “segunda” línea). ¿Se habrá parado el ínclito talibán
marketiniano a pensar quiénes alimentaron y diseñaron ese trágico plan...?.
¿Valdrían las variantes Jesús Gil (DEP), Jose Mª García y Gómez Navarro para
que pudiera completar la ecuación?. ¿No se llenaron acaso noches y noches de
radio, mañanas y mañanas de prensa con aquella “panacea futbolística” a lo
ibex-32 ideada por Gil padre?. ¿Es
capaz de admitir la guti que del 92 a esta parte la deuda del Club se ha
incrementado en +/- 300 kilos de euros, con una sustancial rebaja en el aspecto
deportivo?. Sí, ese que cualquiera que sea, no les ha de mover de sus
verdaderos objetivos...
Moraleja: tanto la intervención judicial, como la “alternativa SAD”,
fueron motivadas, impulsadas y protagonizadas por el multiconvicto de Burgo de
Osma. Ni por el cha-cha-chá, ni por el “boggie”. Con lo que es tan lícito como
meridiano deducir de las palabras exculpatorias del señor teleñeco quién es el
culpable real con nombre y apellidos de la actual situación del Atleti. Todo lo
cual choca como cuernas de carnero con la sempiterna coletilla de “salvador”
que semi-tradicionalmente se le viene atribuyendo.