Pues en el balance final se están comparando plantillas de los rivales y me hace un poco de gracia eso de que el Sevilla o el Valencia tienen mejor plantilla, me parece que esas cosas se demuestran no sobre el papel, sino sobre el terreno de juego.
Tener buenos jugadores o caros o mediáticos o apetecibles no hace presuponer tener una buena plantilla. Incluso los buenos partidos de una par de tardes tampoco hacen que un equipo sea notable o superior a nadie, esas cosas se miden un poco mejor (sólo un poco) en la Copa, por ejemplo, donde las cartas hay que ponerlas sobre la mesa en un par de envites a lo sumo y es tan difícil que el campeón de Liga lo sea también de Copa, creo que tenemos el honor de ser los últimos en conquistar ese doblete.
Este no es un deporte de individualidades, como el tenis o el golf, sino de conjunto y sobre todo de dirección, porque a la postre alguien tiene que haber que coordine la orquesta para que no desafine.
Hoy por hoy, le pese a quien le pese (incluso a mí mismo) tenemos la cuarta (o tercera) mejor plantilla de la liga española. Y de descafeinada, vosotros diréis si la anterior no lo estuvo también, por el simple hecho de que en vez de destacar un sólo equipo lo hicieron dos o a lo sumo tres.
¿Qué podriamos haber hecho más? Conjeturas todas las que queramos. Yo no creía en este equipo, pensaba que iba a ser un año aburrido como todos los anteriores, pero mira por dónde, me he divertido, si no con el jogo bonito, sí con las victorias, porque eso también me divierte y celebro haber quedado algunos peldaños por encima del año pasado. Claro que hubiera preferido quedar campeón, ganar la Copa y la UEFA, ¿alguien no? No significa eso que me conforme, sino que si es un paso para seguir adelante, bienvenido sea.
Todos los años hemos tenido problemas con las lesiones, con jugadores inoperantes, con dirigentes ineficaces, con cuerpos técnicos en entredicho, con arbitrajes más o menos dolosos, con la mala suerte, con todo lo que queráis, pero de estar instalados en la mediocridad casi absoluta ahora hemos conseguido ser mejores que dieciséis o diecisiete equipos con los que competimos. Y esto no es una lotería, ni un sorteo, es una temporada de más de tres mil minutos sobre el césped.
¿Mi balance final? Sencillo, enhorabuena al equipo y al entrenador, cada uno con el porcentaje que le corresponda. Eso sí, la próxima vez, más.