A mis 105 años de vida, muchos han sido los acontecimientos ocurridos a mí alrededor. A principios de siglo, mis padres de origen vasco me crearon con la ilusión de llegar a ser recordado entre los grandes. Mis primeros años de vida fueron mejor de lo esperado, crecía a un nivel muy bueno y mi desarrollo era casi impensable.
Mi época dorada fue en los años 60, todo me salía bien, gracias a la inestimable ayuda de Don Vicente Calderón, unas de las personas más importantes en mi vida, llegué a lo más alto. Era temido en toda Europa y en el país era casi invencible.
Pero entonces enfermé en 1987 entro en mi cuerpo una dura enfermedad que llevaba rondando por mi persona 6 años. Esta particular enfermedad me llevo a desistir en mis ansias por triunfar, tanto que cuando había pasado tan solo unos pocos años, Europa se había olvidado prácticamente de mí. Una de las principales características de este virus es la capacidad de engañar a la parte mas importante de mi cuerpo, una parte que sin ella no tendría historia,que sin ella, no seria tan grande como intento ser. Los médicos afirman que el 80% de mi cuerpo ha sido engañado por la enfermedad y tan solo ese 20% sigue luchando para acabar con esta lacra que poco a poco está acabando conmigo.
Han pasado 21 años y aunque el virus principal que se apoderó de mi cuerpo ha muerto sus descendientes siguen haciéndome daño hasta el punto de haber estado al borde de la muerte. El 7 de Mayo del 2000 tuve un infarto y fueron momentos muy críticos, no me recuperé hasta que pasados dos años y gracias a la inestimable ayuda de mis fieles amigos pude recuperarme de ese gran susto que casi se lleva mi vida.
Desde aquel momento no soy lo que era, no os imagináis el daño que me está haciendo y lo peor de todo es que gran parte de mi cuerpo, no lo sabe.
Solo existe una medicina: ¡EL DESENGAÑO!