La última vez que escuché a Mercury fue en 1997. 19
de Marzo de de 1997. Y todo estaba preparado para una gran fiesta.
Quién lo diría. Los bares estaban a rebosar. Por aquel entonces la liga
de campeones sólo la jugaban los campeones de liga. Lo de ahora es un
chanchullo para generar dinero. Curiosamente un equipo holandés era el
rival. El Ajax de Amsterdam. La noche en la que Dani Carvalho hizo su
único y mejor partido como profesional. Esa misma tarde Francisco
Narváez fue infiltrado en sus maltrechos tobillos. No se quiso perder
el partido por nada del mundo. Once metros separaron de la gloria a un
equipo que estaba más cerca de lo que creía de conseguir su primera
Copa de Europa. El tiempo – a posteriori- hizo campeón a un Borussia
Dortmund que cayó derrotado 1-2 por el equipo rojiblanco de
Madrid.
Después
de todo aquello comenzó la debacle rojiblanca. El descenso a segunda
división. Las risas de los amigos todos los domingos. El mendigar
buscando bares en los que televisaran el Atlético de Madrid contra el
Córdoba. Las bromitas del vecino.
Once
años han tenido que pasar. Once difíciles años en los que poco a poco
ha ido alzando la cara y el escudo el equipo rojiblanco madrileño. Un
centenario sombrío. Una cantata perdedora de Sabina. La marcha de un
ídolo a tierras británicas. Once años de idas y venidas hasta poder
volver a escuchar al amigo Freddy. Curiosamente ante el otro equipo
holandés. El de los televisores.
Hoy, de nuevo, lo bares estaban llenos, la gente reía y admirada, gritaba los
goles del diez. Pero esta vez el delantero argentino que defiende la
rojiblanca no es cualquier desecho de tienta del Bernabéu, no. Esta vez
tenemos al mejor jugador del mundo, el encargado de devolver al
Atlético de Madrid al lugar que se merece, no le digan Agüero, llámenle
Kun, Rey Kun.
Papá, por eso somos del Atleti.
Partido a partido, final a final, latido a latido y a ganar y ganar y ganar... y volver a ganar y ganar y ganar.
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@nachomontoto