Pues una alegría, moderada, incomparable con la que me produce un triunfo colchonero, pero alegría.
El mejor partido del campeonato, de nuestra selección, aunque ¿curiosamente? sin ese estilo que tanto gusta a los medios de incomunicación deportiva del país. Cuando se decidió el partido (primer tiempo), menos posesión que Italia, buenos ratos sin ser capaces de sacar la bola jugada del campo propio y dos goles que me recordaron a la selección del 2008: combinación colectiva rápida, sin toques horizontales ni hacia atrás, uno, salida al contragolpe con sólo dos jugadores desde campo propio, otro. Entre ambos, ni una ocasión de gol que recuerde. O sea, juego para lo importante: evitar el gol contrario y conseguir el propio.
El equipo jugó, cuando hubo partido, con mucha más velocidad, lo que requirió de una mayor movilidad de los jugadores, al fin. Y, desde luego, el temprano 1-0, fundamental, porque Italia tuvo que desnudarse más de lo recomendable para ellos. Bien aprovechada la situación por unos centrocampistas que consiguieron dar la talla que tienen.
Eso sí, si no mete a Torres, a pesar de que Italia estaba KO desde la retirada de Motta, creo que se queda en 2-0 la cosa, porque el abrumador control sacó la beta rococó que odio.
Y sí, como decís varios, recital de Xavi, ayer por fin reconocible. Pero ojo al partido de Iniesta y Alonso, por no hablar de Alba, que ha hecho un campeonato tan estupendo que no parecía el del Valencia, donde corría y llegaba, pero concluía (pases, goles) poco y defendía la mitad que aquí.
Hala, a hora a pensar ya en Mónaco, si nos deja el laberinto de rumores y desmadres que habitúan a ser los veranos colchoneros bajo la bota de los apropiadores indebidos.