El desencuentro entre Aguirre y Agüero ha estallado. Una
disparidad que nació cuando el argentino era suplente en la temporada
06-07. Ahora, las diferencias de criterio han explotado. El técnico
criticó la pasada semana a la estrella por no trabajar al cien por
cien: «Sólo ha entrenado bien ocho días de veintidós». La acusación se
encubrió en la lesión de pubis. La plantilla sabía que era un ataque a
la figura del equipo por los «descuidos» cometidos durante las
navidades. Ha perdido la forma física adquirida en la minipretemporada
que el técnico le planificó en noviembre.
El Kun, que nunca ha admitido los argumentos del
mexicano para ser suplente frente al Liverpool en Copa de Europa y ante
el Barcelona en la Copa, no ha aguantado más. Le devolvió el golpe en
Almería: «Lo que hay que hacer es entrenar bien. Y lo que no puede ser
es plantear los partidos pensando en el sistema del rival en vez de en
nosotros». Es la guerra.
Fallos del jugador y del técnico
El Atlético asume las razones del preparador. La entidad
está preocupada por la negativa influencia que Maradona ejerce sobre su
estandarte. Diego Armando conoce el cisma entre su hijo político y el
entrenador. Por ello ha lanzado el dardo de buscar un traspaso a
Italia, especialmente al Inter.
Ciertos directivos admiten que Agüero «olvida» la
vigilancia de su alimentación cuando se ve rodeado de ese ambiente
«maradoniano, con exceso de personas a su alrededor». Su tío Daniel era
quien mejor le controlaba. Desde que vive en otra casa, el jugador ha
vuelto a las andadas.
Delantero y entrenador no continuarán juntos la próxima
campaña. Aguirre, que se la juega en Málaga, ha perdido enteros. En su
peor primera vuelta rojiblanca, no se comprende la pérdida de valores
al alinear a Seitaridis en Almería, después de que el griego huyera de
la quema frente al Athletic, dados los silbidos. Tampoco ha podido
evitar la formación de clanes en la plantilla. La batalla con el Kun
agrava la crisis.