LAS COLUMNAS DE IÑAKO DÍAZ-GUERRA
El Atleti intentó ganar un derbi con Vrsaljko y Carrasco. En 2020.
Al croata lo mandó a Italia en agosto de 2018, después de que el genio lograse ver dos amarillas en los primeros 10 minutos de una semifinal de Europa League frente al Arsenal, y llevaba un año sin jugar por lesión hasta la semana pasada. Al belga lo envió a China en febrero de 2018, después de que se fuese del campo paseando tranquilamente mientras el equipo necesitaba un gol en el esperpento ante el Qarabag, y anteayer estaba de vacaciones.
Más allá del talento de cada uno (el lateral no vale, el extremo sí... si está por la labor), nada de lo que ha conducido al Atleti hasta esta situación es accidental. La suerte es una excusa; que el árbitro y el VAR omitan un penalti tan evidente en el Bernabéu, es viajar a Londres y sorprenderte porque llueva, que acabes con un equipo con más retales que la novia cadáver es un ridículo que necesita la colaboración de todo el club. Y la ha tenido.
La lesión de Morata (el mejor del primer tiempo), que llevó al Cholo a quitarle nada más volver del descanso pensando más en el Liverpool que en el Madrid, desnuda al emperador a un nivel en que ya resulta imposible seguir diciéndole lo bonito que es su traje. El Atleti suma 19 lesiones esta temporada, 15 de ellas musculares. No es novedad: el curso pasado sufrió 45. Una barbaridad que siempre encuentra alguna excusa: el Mundial, la pretemporada, el nuevo estadio o el cambio climático.
Un accidente que se repite es una costumbre y los servicios médicos y el Profe Ortega deberían empezar a rendir cuentas. Los métodos del preparador físico, justamente elogiados al principio, no cambian, pero el nombre, la edad y las características de los jugadores, sí. Y los medios y la tecnología... La evolución, vamos. Si no eres capaz de solucionar un problema grave y sistemático en tu parcela, no sirves para ese puesto. Es sencillo. Además, la condición de intocable que le otorga Simeone, hace al Cholo igualmente responsable.
Sabiendo todo esto, resulta aún más ridícula la planificación deportiva. ¿Por qué el empeño del técnico en las plantillas cortas cuando no hay año en el que no esté dos meses sin jugadores suficientes? Tras el susto de Morata, ¿con qué cara le va a explicar Cerezo a Simeone, más allá de chascarrillos y acusaciones veladas a Cavani para justificarse, que lleve dos ventanas de fichajes pidiendo un nueve y lo único que le han traído es un extremo de segunda mano? Es ridículo, es injustificable, es vergonzoso.
Simeone ha llevado a rastras al Atlético a la élite, pero el Atlético sigue comportándose como una entidad de Europa League. Y eso porque ya no hay Intertoto. Los que se preguntan por qué la afición rojiblanca tienen tanto miedo a cambiar de entrenador, encuentran aquí su respuesta: nadie más en el club ha demostrado tener la capacitación necesaria para mantenerlo arriba. El Cholo lo subió hasta allí y la sensación, incluso en su momento más bajo, sigue siendo la misma: Simeone es Sísifo y, si él se aparta, la piedra rodará hasta abajo sin que nadie sepa cómo frenarla ni volver a subirla.
Mientras tanto, el Atleti lleva cuatro temporadas sin ganar al Madrid ni al Barça en Liga. Les planta cara por carácter, pero la distancia futbolística crece año a año. Simeone no es el problema, pero cada vez está menos claro que sea la solución... porque tal vez no la haya.
El Atleti intentó ganar un derbi con Vrsaljko y Carrasco. En 2020. Lo perdió, claro.
https://www.elmundo.es/deportes/futbol/primera-division/2020/02/01/5e35b75021efa0817f8b4618.html?fbclid=IwAR2kisbhJz-7MTNeTHVvukIU9Ki093KBHHGestqWhIa3viVzfGfMMPumnDU
Fernando Torres. En su despedida.“Cuando lleguen los malos momentos, cuando desde fuera quieran dividirnos y decir que las cosas van mal, en esos momentos que seguro que llegarán, me gustaría que recordarais el orgullo que sentís ahora. Todos somos uno. Eso es ser del Atleti”.