Con mucha deuda (600 millones) y muchas ampliaciones de capital (dos en cinco años), podría decirse que la empresa Atlético de Madrid S. A. bordea la ruina a pesar de su última década deportiva gloriosa. Sin embargo, el valor del 'holding' futbolístico controlado y dirigido por Miguel Ángel Gil Marín
desde 2004 continúa creciendo a tenor de los precios que los inversores
han ido pagando por entrar en su capital. La llegada del gigante chino Wanda (2014) fijó un valor de 225 millones. Más tarde lo hizo el israelí Quantum (2017), a una referencia de 333. Y el último en marcar precio fue el fondo Ares (2021), cuya inversión elevó a 480 la estimación del club.
A la luz de estos múltiplos, más propios de una compañía 'growth', el
consejero delegado ha conseguido que su fortuna futbolística se
revalorice un 50% desde 2014, a pesar de ver cómo su participación en el
Atlético de Madrid se ha diluido casi a la mitad (mantiene solo un
35%). Miguel Ángel Gil es rico de la lista española de 'Forbes' desde
el año pasado, al atribuirle una fortuna de 400 millones, casi la mitad
de la cual puede asignarse a su parte en el club. Y todo sin haber
cedido el control, pues, junto al presidente Enrique Cerezo, tiene la mayoría (65,1%) del vehículo (Atlético Holdco) que a su vez detenta la participación mayoritaria de la institución colchonera (70,4%).
Esta carrera de valor alcanzó un nuevo hito la semana pasada, cuando el Atlético de Madrid presentó su proyecto para desarrollar su futura ciudad deportiva. El plan tiene un subyacente inmobiliario innegable, como demuestra la asociación con la promotora Civitas Pacensis, nuevo propietario del nombre del estadio para los próximos 10 años,
interesada a unirse al club colchonero para participar en la operación.
Esta vez, el pelotazo no tiene que ver con la reclasificación de
suelos, como ocurrió con la permuta de terrenos del viejo estadio
Vicente Calderón (salvada por el Tribunal Supremo) o el máximo exponente
de la ciudad deportiva del Real Madrid.
El Atleti ha conseguido que el Ayuntamiento de la capital, ocupado por el reconocido colchonero José Luis Martínez-Almeida,
invitado habitual del presidente Cerezo para compartir citas
gastronómicas desde que es regidor de Madrid, le agracie con una
concesión a 75 años para los 200.000 metros cuadrados de terrenos
adyacentes al nuevo estado Civitas Metropolitano. Para desarrollar el
potencial de negocio de esos activos, los colchoneros estiman una
inversión de 200 millones de euros, un esfuerzo que el israelí Idian Ofer decidió limitar, pues dejó sin cubrir su parte en la última ampliación de capital (60 millones), diluyéndose hasta el 27,8% del accionariado.
En las últimas semanas, Gil Marín ha estado en Londres para verse con Quantum y Ares,
sus accionistas de referencia, para tratar los planes de futuro, al
margen del nuevo proyecto (inmobiliario) del Atlético de Madrid. Según
fuentes de su entorno, este plan (un centro de alto rendimiento, seis
campos de fútbol, un gimnasio, una residencia para jugadores y un
"miniestadio" con capacidad para 6.000 espectadores) dotará al club de
las infraestructuras deportivas necesarias para compararse con otros
europeos cotizados (desde la Juventus FC al Olympique Lyonnais), maximizando así el valor capaz de construir en torno a la marca más allá de los éxitos deportivos.
Al Atlético de Madrid solo le falta una pieza para completar el sueño de su consejero delegado. Los colchoneros tienen ya un equipo en Canadá (Atlético Ottawa) y otro en México (Atlético de San Luis),
donde compiten en las respectivas competiciones profesionales de fútbol
(los equivalentes a Primera División). Sin embargo, la pieza para
completar el puzle internacional está en Estados Unidos, donde por
precio resulta ya imposible comprar una franquicia de la Major League Soccer (MLS),
compuesta por 28 equipos entre las conferencias Este y Oeste, y que
llegará a 30 referencias el próximo año (el mismo número que en la NBA).
Aun así, el plan sigue sobre la mesa.
A punto de cumplir 60 años, el hijo del expresidente Jesús Gil y Gil se
ha consolidado como gestor de éxito. A título personal, acapara cargos
de poder tanto a nivel doméstico (vicepresidente de LaLiga) como
internacional (único español en la ejecutiva de la Asociación Europea de
Clubes). Esa experiencia le ha hecho referente para los inversores en
el fútbol español, como los nuevos dueños del Real Zaragoza, entre los que figura Joseph Oughourlian (Amber Capital), con quien comparte abogado de cabecera (Pablo Jiménez de Parga) y pasado en el Racing Club de Lens, a los que asesora y presta jugadores (Simeone, Mollejo) y técnicos atléticos (Emilio Cruz, Mariano Aguilar).
MAG
ha confesado a sus allegados que cada vez está más cerca su final como
primer ejecutivo, que culminará con la venta del Atlético de Madrid. Ese
contador se puso ya en marcha con la entrada del fondo Ares, aunque estuvo a punto de cristalizar años atrás, ante el interés de la firma CVC
por hacerse con el equipo rojiblanco. Uno de los mejor colocados es el
propio Quantum, interesado en asumir el rol de accionista de referencia
en alianza con otros inversores. La coyuntura existente, con dinero
profesional interesado en grandes marcas continentales, garantiza al
Atleti más de un pretendiente. Más difícil será que el club pueda volver a sus socios mediante una salida a bolsa.