Algunos estarán tristes, porque era el portero que tenía que defender la camiseta del Atleti durante dos décadas, o no se qué historias, y él no tiene culpa de nada, siquiera de querer irse al trampa$, etcétera. Yo, por mi parte, me río en su jeta. En la suya y en la de su rubia de plástico y playback. Ahora sólo queda que Van Gaal le eche los pocos huevos que faltan al asunto, y que lo mande todo el año a entrenar con los juveniles, por ser tan niñato, tan caprichoso y tan asquerosamente mercenario y vikingo.
Menos mal que se largó pronto de aquí, dudo que hubiéramos ganado ni la mitad de lo que hemos ganado estos años con un individuo tan moralmente podrido como este en la portería.