Ser una vaca sagrada del vestuario no garantiza a Simão la titularidad en el Atlético. El responsable de ello es Fran Mérida, un centrocampista de 20 años al que le precede la fama desde que Arsène Wenger, el técnico del Arsenal, se lo birló al Barcelona mientras le definía como "sorprendente". Quique Flores es de la misma idea. "Llama la atención porque aporta calidad. Tiene buen toque del balón y piensa con él en los pies. Ve la mejor opción. Es muy inteligente", reflexiona el entrenador rojiblanco. "Como el Inter se limite a actuar en función del rival, como ha hecho con Mourinho, Fran puede hacer mucho daño", confía Assunção.
La llegada de Mérida al Atlético, previo pago al Arsenal de 320.000 euros por derechos de formación -"nos lo han quitado porque nosotros respetamos las reglas y otros tantean a los jugadores desde meses antes del 1 de enero, que era cuando podrían hacerlo", despotricó en su día Wenger-, ha multiplicado la energía positiva que embarga al equipo. "Sí, porque se ha reforzado la defensa, en la que se cojeaba, sin olvidarnos de que como más tranquilo se está es con el balón en los pies. Y ahí Fran tiene mucho que decir. Está en la situación perfecta para dejar de ser una promesa", asienten los pesos pesados del club, que aprovecharon que el futbolista terminaba su contrato en junio para echarle el lazo.
"No estaba contento en Londres porque, pese a que Wenger estaba pendiente de mí, apenas tenía continuidad. Salía poco y de suplente... Puede que parezca raro, pero desde La Masía ya era del Atlético. Me enganchó con el doblete de 1996", cuenta el medio, que tiene loco a Tiago: "Verle mover la pelota es como una obra de arte. Solo le falta trasladarlo a la competición, dejar de ser simplemente un diamante a la sombra de Cesc, oscurecido por él". Jurado, que el curso pasado no se perdió ni uno de los 64 partidos del Atlético, también advierte la amenaza. "Es muy bueno, pero confío en mí. El mister me reserva muchas veces para la segunda parte, cuando es más fácil abrir espacios porque el cansancio propicia los errores de los adversarios", expone el centrocampista, con más posibilidades de jugar como segunda punta -Forlán no está "a puntito de caramelo", según el cuerpo técnico- que en su zona.
"Agradezco la confianza de Quique, que trabaja mucho la táctica y el apartado defensivo. Y la de Wenger, que hacía más hincapié en el balón y ha apostado por jóvenes que nadie conocía y los ha hecho titulares indiscutibles", comenta Mérida, que, de pequeño, usaba la camiseta de Fernando Torres como pijama y lucía un sello con el escudo de la escuadra del Manzanares.
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