Menos ironías, Bacharach. Desde un punto de vista técnico, pocos reproches cabe hacerle a Motta. Teniendo en cuenta que esa figura de los centrocampistas creadores, los famosos organizadores, es una especie en extinción, este futbolista poco tiene que envidiar a nadie.
Sus problemas son de otro orden: muy propenso a las lesiones y un tanto desequilibrado en lo personal, que no son problemas que se corrijan así como así. Un rayo de esperanza, con relación al segundo de ellos, es su reciente paternidad.
Por lo demás, se lo ve aún bajo de ritmo, cosa lógica.
Yo me mantengo expectante.