Ya lo expliqué el año pasado por estas fechas Tomás
Estoy un tanto hastiado de oír al humorista que tenemos de Presidente en
nuestro Atleti, que maldita la gracia que tiene decir que un futbolista
va
donde quiere, que si desea jugar en otro equipo con pagar la cláusula de
rescisión todo resuelto, sin que quepa oposición alguna por parte de su
club
actual. Y esta afirmación, que puede tener ciertas dosis de realidad y
por
tanto de credibilidad, es preciso matizarla, porque el club de origen
puede
hacer que el de destino tenga que pagar bastante más que el mero importe
de
la cláusula de rescisión.
El Real Decreto 1006/85 de 26 de junio, fue el introductor en el deporte
español de las denominadas cláusulas de rescisión, estipuladas para la
resolución unilateral del contrato de trabajo del deportista
profesional.
Pudiera parecer que tal cláusula, que en muchos países no existe,
contraviene el derecho que todo trabajador tiene a dimitir, según lo
dispuesto en el art. 49 1 d) , pero se quiso buscar un equilibrio entre
tal
derecho y el del resarcimiento de los perjuicios que el club deportivo
pudiera sufrir en el caso de la fuga anticipada de su jugador. Para mí,
un
engendro alegal, pero ahí está.
Pero el motivo de este artículo no es juzgar la idoneidad o no de las
cláusulas de rescisión, sino sus efectos fiscales, porque hay mucha
desinformación al respecto, tanto entre profesionales de la información
como
entre los propios deportistas y aún más entre los aficionados, que, en
definitiva, somos los que a la postre resultamos engañados y
manipulados.
Si Forlán llegara a un acuerdo, un suponer, con el "ser superior", para
cambiar de aires y marcharse a intentar ser de nuevo "bota de oro" a
Concha
Espina (y bien que se nos quedaría clavada la susodicha) podría optar
por
dos fórmulas, a saber:
1- Mediante acuerdo entre los clubes por el montante económico que ambos
fijen, más el 16 % de IVA correspondiente.
2- Abonando su cláusula de rescisión. .
El primero de los casos no daría cobertura al ilustre Cerezo para
manifestar
que el crack se ha ido de forma insalvable, porque ha abonado su
cláusula de
rescisión, aunque podría coincidir que el precio pactado por la venta
fuera
el mismo que el valor de la cláulsula de rescisión, es decir se vende al
Madrid a Forlán por 36 millones de euros más IVA.
Pero esto no es más que un burdo truco para camuflar ante la opinión
pública
y la afición las ganas locas de vender a su crack, además de ser,
posiblemente un fraude fiscal.
¿Por qué? se preguntarán ustedes...la respuesta es de fácil comprensión.
Si el club de origen, esto es el Atleti, se niega a que su jugador
cambie de
aires de forma consensuada, obligándole a depositar su cláusula de
rescisión
ante la sede de la Liga de Fútbol Profesional, tal postura implica que
el
club de destino se vea impelido, con total seguridad, a abonar bastante
más
dinero del que pensaba, llegando a plantearse la rentabilidad de la
operación y desistir.
Ello es así por la carga fiscal de la operación, que en principio debe
asumir el jugador, pero que a la larga la paga el club comprador. El
jugador
debe abonar a Hacienda por IRPF un 24% del importe de la cláusula, y
lógicamente ni dispone de él ni está dispuesto en modo alguno a
costearlo,
debiendo asumir tal gasto, que además no es compensable ni deducible, el
equipo de destino, siempre y cuando esté dispuesto, lógicamente.
Veamos un caso práctico con el ejemplo de Forlán.
A- Venta pactada entre ambos equipos por el valor de la cláusula:
36.000.000
+ 5.760.000 (IVA) = 41.760.000 EUROS.
B- Depósito obligatorio de la cláusula por negativa del Atleti........:
36.000.000 + 8.640.000 (IRPF)=44.640.000 EUROS.
Resulta evidente que en el segundo supuesto se encarece en tres millones
de
euros la operación para el club de destino, además de no poder
desgravarse
ell IVA por lo que el encarecimiento real es de más de ocho millones de
euros.
Si estuviéramos hablando de jugadores españoles la operación se
encarecería
aún más, puesto que el IRPF asciende a un porcentaje del 43%. Pero los
extranjeros que se acojan al régimen fiscal de impatriados previsto en
el
art. 93 de la ley 35/2006 podrán tributar como hemos dejado dicho al
24%, y
es de suponer, lógicamente, que ambos cracks lo estarán.
En consecuencia, siempre que el club de origen no quiera que su jugador
le
abandone, debe exigir que deposite su cláusula de rescisión con toda la
carga fiscal que ello implique, como medida de presión para que el club
de
destino se plantee la rentabilidad de la operación y desista.
En el caso de Forlán tengo muy claro que ningún club asumiría una merma
patrimonial de 45 millones de euros, pero es que en el del Kun nos vamos
a
un montante de más de 68 millones.
Dirán ustedes que el efecto sería negativo porque los jugadores no
rendirían
en la cancha al ver frustradas sus expectativas de salida... pero yo les
pongo el ejemplo de Villa y Cazorla, que se toparon precisamente con
este
problema que les cuento el pasado año, al renunciar Mijatovic a costear
la
carga fiscal, dado que los dos clubes de origen se negaron a oficializar
vía
traspaso la operación. ¿Y qué ha pasado... acaso no han rendido? A
ningún
jugador le gusta tirarse un año en blanco y menos si es de Mundial.
Me disculparán ustedes por este ladrillo de contenido fiscal, pero creo
que
es suficientemente esclarecedor de la situación de nuestros dos cracks, y
si
finalmente acaban traspasados, será así porque la directiva no pondrá
traba
alguna al cambio de aires, no sirviendo la manida excusa que ya va
esgrimiendo por ahí el ínclito Cerezo de..."los jugadores se van donde
ellos
quieren abonando su cláusula"...porque no hay equipo en el mundo que
vaya a
asumir los costes expuestos...ni siquiera el del "ser superior".
Perdonad que ponga todo el rollo pero es que no encuenntro ahora el artículo y no puedo poner el link, sólo he localizado este borrador.
"El Atlético no se merece que le estén tratando como le están tratando. No se puede conformar con entrar en Europa, estoy en contra de anuncios como ese de 'Papá, ¿por qué somos del Atleti?'. ¡No! Cuando yo estaba siempre salíamos a competir a por la Liga, la Copa, todo. ¡Vuestros padres no nos permitían otra cosa! Somos el tercer equipo de España, pero nos hemos alejado de nuestra historia. Pero pensad que, cuando una puerta se cierra, se abre una ventana".
Luis Aragonés en su Gaudeamus
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