Yo, desde el día que pusó el balón en orbita desde el punto de penalty, jugándose el pase a la final de Champions, reconozco que le veo de otra manera.
Son recuerdos impagables, momentos de felicidad extrema que nos proporciona el muchacho y que son de agradecer.
Y luego Adrián... tampoco recordaba semejante muestra de garra y ardor... a ver si le dura.
ANDANDO SE HACE CAMINO......
¡Vamos, que nos vamos!