Aquí las reflexiones de Alvikoke:
"Lo estaba esperando.
Con respecto al programa, primero decir que fue imposible articular 2 minutos seguidos de respuesta al discurso de nuestro compañero Javier. Entiendo que, yo, siendo colaborador habitual del podcast, es necesario pasar a un segundo plano cuando intervienen invitados tan preparados e involucrados, como en este caso, José Luis y Javier. Sin embargo, es preocupante y, hasta cierto punto despótico, la utilización exclusiva de la palabra, el cóctel de argumentos abrumadores y extraños (Sporting de Gijón, Pontevedra, cambio político en España), la interrupción constante, la falta de voluntad por escuchar una opinión distinta, el discurso destructivo y desgarrador (“argumentos infantiloides”), la imaginación sesgada e interesada para escuchar lo que nunca se manifestó. Tanto es así, que escribo en estas líneas lo que no tuve oportunidad de precisar en el podcast, que siempre se ha caracterizó por ser un espacio de confluencia, positivo, de intercambio, constructivo y motivador, que jamás ocultó lo sucedido.
Segundo. No competiré en una carrera por soltar la más gorda. Lo sustancial y dramático, tuvo lugar en 1992 y después de aquella estafa, todo lo que sucede después es sencillamente insuperable. Un patrimonio ‘jurídico’ y sentimental común que pasó a tener dueño. La venta del Vicente Calderón, del que fui vecino, estafas al socio y accionista, patrocinio y saqueo de Marbella, subordinación del Club, lucro personal, nada comparado con aquella hazaña histórica narrada por una justicia impotente.
Tercero, la perversa tendencia a identificar como adversario, postular como rival y tratar como enemigo a aficionados del Atlético (primer error), que comparten análisis, conclusiones y esperanzas (segundo error). Resultado, fractura social.
Cuarto, ante este tipo de actitudes (sin duda que bien intencionadas), reconozco y entiendo la falta de movilización en la afición del Atlético de Madrid. Que nadie espere apoyo por parte de aquellos a los que menosprecia, relegándoles a un nivel inferior, expropiándoles, también indebidamente, pertenencia y sentimiento. Que nadie espere confianza y cambio de esta manera.
Quinto. La protesta como medida efectiva de presión. “Hay que protestar”. Pero qué ilusos!. ¿Derribar con ruido a personajes sin escrúpulos como Gil y Cerezo, que torean a justicia, acuerdan con el poder, manejan los medios y son simpaticotes para la opinión pública?. De verdad, qué ingenuidad y qué manera de subestimarles. Cantad que caerán, pitad que venderán, manifestaros que se asustarán, firmad que huirán. ¿Y bien? Somos muy listos, la teoría todos nos la sabemos. Cuando falla, la gente escarmienta y las reticencias ante nuevos brotes son mayores. Llamádles anti-atléticos y cuestionar su pasión. “Yo soy más que tú”. Qué fácil y qué cara más dura.
Conclusión. Por convicción y compromiso, jamás renunciaré a un Atlético de Madrid digno, libre y de todos. Ayer, hoy, mañana y siempre. Al mismo tiempo, surgen respuestas que explican el ‘inmovilismo’, intuyo actitudes que fomentan la confrontación, la falta de unidad y la desconfianza en alternativas sin rumbos concretos y alcanzables más allá del ‘protestar’. Comprendo las actitudes de los sectores escépticos y me solidarizo con aquellos que, sin comerlo ni beberlo, les quitan la bufanda de los domingos y les arrancan el escudo de la camiseta por no servir, en modo y forma, a un interés que pretenden hacer propio y exclusivo de una ‘élite’ o sector determinado. Animo valientes."
Y diganos, Ilustrísima. ¿Que hemos de hacer, para que su señoría se sienta contento e integrado? ¿Entrar en su web? ¿Escucharle? ¿Debatir obviedades?
Y, a todo esto, ¿Como díce usía que se llama?...
A lo que yo veo, amigo Sancho, estos no son caballeros, sino gente soez y de mala ralea. Dígolo, porque bien me puedes ayudar a tomar la debida venganza del agravio que delante de nuestros ojos se le ha hecho al Atlético de Madrid. (El ingenioso hidalgo D. Quijote de la Mancha. Versión libre adaptada).