Šime Vrsaljko (Zadar -Croacia-, 10 de enero de 1992) es futbolista casi por rebeldía. El ya lateral derecho del Atlético de Madrid nació en la cunas del baloncesto croata, Zadar. Allí pocos esperan que uno salga futbolista pero él venía de una familia que adoraba este deporte. Tanto como para que en el momento en el que le llamó por primera vez la selección absoluta croata, él sólo hubiese visto en directo, en toda su vida, un partido de baloncesto en Zagreb, de la mítica Cibona. Casi un sacrilegio en el país de Drazen Petrovic.
Pero él lo tenía claro, lo llevaba en la sangre. Su padre Mladen había sido central en el NK Zadar. “Un central férreo, duro. No tenía nada que ver con cómo juego yo aunque sí que tenía personalidad, era el capitán, duro, resistente”, rememoraba el jugador en Italia al poco de llegar al Genoa.
Sime ni siquiera creció con un balón de fútbol entre los pies. O no sólo, porque uno no llega a profesional sin haberse pasado muchas muchas horas dándole a la pelota, pero a él también le iba eso del ‘kick-boxing’ de pequeño. Para el lateral colchonero las cosas no fueron fáciles, como muchos otros, se marchó de casa con 14 años para jugar en la cantera delDinamo de Zagreb. “No es fácil, echaba de menos a mi hermano Mario, él sí creció con mis padres, yo crecí solo, en la capital. La vida es más sencilla cuando estás en casa, alguien se encarga de que esté todo limpio, que tu ropa esté planchada, que tengas la comida en el plato...”, rememoraba el jugador en el momento en el que su nombre comenzó a sonar con fuerza en el fútbol de su país.
El chico acarreó como pudo con el hecho de que portase el dorsal ‘14’ en el Dinamo, el mismo que había dejado un tal Luka Modric que ya por entonces era una suerte de ‘semidios’ para los seguidores ‘plavi’. Y él lo sobrellevó por más que hubiese sido un ‘accidente’, una mera casualidad. Lo único que le unía con Luka era el hecho de ser un chico joven de un pueblo de Zadar que hubiese recalado en la cantera del Dinamo y que hubiese brillado al debutar con el equipo. Ni por puesto ni por características de juego se le podía considerar heredero alguno del ahora madridista, pero muchos quisieron ver en su país un gesto, un símbolo de admiración hacia el mediocampista.
Debutó con el primer equipo cuando aún no era mayor de edad y en 2009 se fue en calidad de cedido al NK Lokomotiva. En 2010 volvió al GNK Dinamo Zagreb, ganando ese mismo año la Primera División de Croaciay la Supercopa de Croacia. En 2011 se alzó con la Primera División de Croacia y la Supercopa de Croacia. En marzo de 2011, el jugador tuvo que ser operado en Alemania, de la pared abdominal, por un coágulo que se la había formado tras un golpe. Un año duro para él, de aprendizaje, en el que vivió uno de sus peores momentos como profesional. Fue en el ‘play-off’ de acceso a la Champions. Su Dinamo había ganado 4-1 en la ida alMalmo sueco y en la vuelta, con el partido controlado, él perdió los nervios. Una falta sobre Durmaz que el cuadro escandinavo intentó sacar rápidamente, fue cortada con la mano por el jugador. Tarjeta roja con más de 40 minutos por delante de juego. El futbolista lloró en el vestuario y llamó por teléfono a su madre. “¿Qué hago mamá?”, le preguntó. “Tranquilo hijo, sólo nos queda rezar, pero todo saldrá bien”, le respondió su madre. Mientras, su padre, incapaz de aguantar, se marchó a dar una vuelta con el perro. Sime asistía impotente a cómo los suecos se colocaban 2-0 y estaban a punto de pasar. No fue así y él respiró. Su equipo se había metido en la fase de grupos de la Champions. “No me arrepiento, de todo se aprende. Esto me enseñará que no puedo perder los nervios”, comentaba el jugador.
INTERNACIONAL POR 2.000 EUROS
Paralelamente iba dando pasos en como internacional. Fue clave en la clasificación para el Mundial Sub-20 de Colombia pero no pudo acudir por el tema de edad, algo que le dolió especialmente. Slaven Bilic, entonces seleccionador de los ‘Plavi’ le convocó con apenas 18 años. Era noviembre de 2010. Estuvo en un tris de ser el jugador más joven en debutara con Croacia, pero no lo haría finalmente hasta febrero de 2011 en un amistoso contra la República Checa. En el momento de jugar con su país, apenas ganaba 2.000 euros mensuales en el Dinamo, una circunstancia que recogieron los medios de comunicación de su país.
Bilic no le incluyó inicialmente para la Eurocopa de 2012 ni para el Mundial de Brasil, pero sendas lesiones de compañeros le hicieron hueco. En esta última Eurocopa de Francia 2016, el lateral sí entró de pleno derecho y llegó a tener muy buenos minutos, por ejemplo ante España. Juanfran se quedó gratamente sorprendido del jugador que tendrá como competencia.
En 2012 volvió a salir campeón de la liga y la Copa. En 2013, de nuevo la liga -la cuarta- y la Supercopa -la segunda-. Por entonces ya había sonado para clubs como el Arsenal, Bayer Leverkusen, el Manchester United, elInter o el Tottenham. Pero se marchó al Genoa por cuatro millones de euros. En el equipo italiano jugaría 23 partidos nada más, también a cuenta de una lesión de rodilla que le tuvo dos meses parado y que provocó cierto roce con su club puesto que el jugador se marchó a Croacia a ser tratado y estuvo allí más semanas de las que los transalpinos habrían deseado. No lo haría tan mal para que ‘La Gazetta dello Sport’ le metiese, con 878 minutos jugados, en el once ideal de la primera vuelta de la Serie A.
Como lateral izquierdo, porque puede jugar en ambos, era el fichaje que menos cobraba (600.000 euros al año) que había logrado colarse en un once con De Scanctis - Maicon, Benatia, Campagnaro, Vrsaljko - Callejon, Strootman, Kaká , Gervinho - Higuaín, Tevez. Tras sólo un año en el Genoa, se incorporaba al Sassuolo por 3,5 millones de euros. Pero no fue una venta de buena gana, el cuadro azulgrana necesitaba el dinero. En el equipo verdinegro también tuvo una lesión de tobillo que le dejó un mes fuera. El 5 de julio de 2016 se hizo oficial su fichaje por el Atlético de Madrid por un valor de 16 millones de euros además de otros posibles dos millones en variables.
Admirador de Dani Alves en su posición, amante de los videojuegos, le gusta conducir y los deportes, una cosa sí que echará de menos, el mar. Cuando su nombre sonaba para Inter, Arsenal, Tottenham o Marsella, él escogió el Genoa. ¿Por qué? Porque era un equipo que daba oportunidad a los jóvenes para crecer y porque estaba al lado del mar. “En Zadar Vivo diez minutos de la playa, una de las razones por las que elegí Génova es también porque amo los pueblos de la costa”, señalaba el jugador hace unas años. Pues nada, lo sentimos, Sime... ya lo dicen ‘The Refrescos’, “aquí no hay playa, vaya, vaya”.