Yo me voy a permitir ser políticamente incorrecto con este artículo de Pedro Simón. Y lo haré utilizando la lógica (o cierta de ella) y sin querer ser áspero con él, que me cae fenómeno y es de mi barrio además, ni mucho menos con Pablo, que sé que es conocido suyo. Voy allá con lo que pienso y que, de fondo, tiene que ver con determinado posicionamiento adoptado por una "peña" aristócrata o de sangre azul, o lo que sea, a la que pertenece el propio Simón. Y entendiendo, claro está, que la suya es una opinión personal y que no tiene por qué ser la de este grupo. Vaya, que la cosa es que me voy a valer de su texto para darle un ligero palo a él y, por añadidura, a esta gente. Me baso para ello en la postura de ellos para con lo del estadio y el escudo. Por ejemplo. Porque son ellos los que nos han llenado de incienso con el rollo ese de la postura ecuménica acerca de las dispares opiniones dentro de su formación. ¿Por qué no respetar entonces este mismo criterio para aquellos que expresan su disconformidad con una idea de equipo y de juego (o exteriorizan sus fobias) en el Calderón? (Conste que a mí tampoco me sugiere mucho este tipo de aficionado. Conste que asimismo entiendo que hay un término medio entre éstos y los del ciego "Viva Cartagena" tan en boga últimamente. Que ni lo uno ni lo otro.) A lo que vamos pues, ¿por qué entonces señalar a este grupúsculo de aficionados afeándoles lo suyo y no hacerlo ante quienes colaboran, callan o consienten con lo del estadio y el escudo? En el fondo, son más cancerígenos para el "Aleti" los segundos que los primeros. Porque los unos son lo que son; pero los otros, que se guarecen también en la masa, aunque sea menos numerosa (¿o numeraria?), y aplauden con las orejas este tipo de textos, están siendo hipócritas. Y su hipocresía, a corto y medio plazos, como digo, es infinitamente más dañina que la de quienes proyectan en una cosa tan banal (y no) como el fútbol sus frustraciones personales. Lo uno escapa a cualquier medida de honestidad porque tiene que ver con una cosa más atávica, pasional, pero menos apegada a un sentimiento de identidad y pertenencia. Lo otro, desde mi punto de vista, no. Es una gravísima falla en la honestidad y honradez -a sí mismos y al grupo que llevan tan a gala representar (salvo que sea otra cosa de la que dice en sus estatutos); al "Aleti" en el fondo- de quienes se considera tan "aléticos" como ellos. Ahí queda el ejemplo de Jesús para navegantes. Es una opinión, sin el deseo de faltar a nadie, pero sí con el de señalar ciertas cosas que quizá se estén escapando en esta convulsa temporada. Por todo. Y sí, al "Aleti" se le ha pitado mucho, siempre, y siendo "pobres", más. Y más allá del feroz Gilato ya ni hablamos. ¡Aúpa!