Pisé ese estadio con 3 años, socio con 5, he visto de todo y he soportado de todo.En el artículo Simón deja claro cosas que yo soporto cada vez que voy al campo, esos nuevos atletícos que ya son legión, gente criada en el pupismo,en las campañas rushmore,en ver demasiado los partidos del vecino y hasta el del vecino de barcelona ... tenemos un grave problema cuando la mayoria del público asistente no sabe de Historia del Atleti,no sabe de futbol y no se da cuenta de lo que podemos perder.

Da mucho asco acercarse al Calderon,seamos claros,yo este año he tenido que soportar comentarios en la grada que haría revolverse en su tumba a mis familiares del tercer anfiteatro.

Los silencios que han matado (y matan) al "Aleti" son otros. Y todos los conocemos. La Historia no los olvidará nunca. Ni los "aléticos" de bien. Ni el Calderón ni el escudo. Esto que os empeñáis en señalar son cuestiones menores, contingencia. Para ponerse estupendo, hay razones de peso más sustanciosas. Y entonces sí que se ha callado. Y se sigue callando. Honestidad.

Nexus 6:

Los silencios que han matado (y matan) al "Aleti" son otros. Y todos los conocemos. La Historia no los olvidará nunca. Ni los "aléticos" de bien. Ni el Calderón ni el escudo. Esto que os empeñáis en señalar son cuestiones menores, contingencia. Para ponerse estupendo, hay razones de peso más sustanciosas. Y entonces sí que se ha callado. Y se sigue callando. Honestidad.

Habrá que dejarlo por imposible.

Eso sí, la contingencia de hoy exige dar una colleja al que tengamos al lado si no se está dejando el alma. Con Amor, eso sí, pero con Honestidad.

¡FORZA ATLETI SIEMPRE!

 

Lo del escudo deja claro que nadie va a mover un dedo ... así es el Atlético medio de estos días ,un desastre.

Para mi la diferencia aparece la noche en la que se cambia de club a sad..ese dia, se pasa de ser parte a ser un cliente..porque es suyo, porque ponen el dinero, porque los socios somos muertos de hambre que no pagamos ni la limpieza de nuestro hoy asiento. De pintar algo, de ser parte, a tener miedo a molestar a los dueños.Y ese es para mi el momento en el que hay que empezar a callar, no hay que alzar la voz, ya no es como antes...ahora toca tragar, y si no, puerta, que es suyo y ponen mucho dinero. El momento en el que te roban todo y te transforman en un cliente al que incluso pueden echar si les dá la gana....ya sobre los silencios al animar, o el ambiente en las gradas, cada vez más soso....pues por una parte, ya te han grabado a fuego que no es tuyo, por lo que si no te gusta, no vuelvas....con no aplaudir como en el teatro vale...por no hablar de nuestra sociedad, cada vez más muerta, y es que a otros niveles, cada vez nos hacen pintar menos y nos dicen como hay que actuar, con corrección política, sin levantar la voz..para todo lo que no quieran, claro. Y por eso, aunque no las comparta, a mi no me importa seguir oyendo voces, como cuando eramos un club y volaban las almohadillas, cagándose en todo lo que se menea....porque ahí hay algo más parecido a un socio (que se queja), que a un cliente. Y no las comparto porque no van donde debieran muchas veces...pero es que la linea viene marcada, unos son intocables, los dueños, los que se juegan su dinero....los otros son a los que se puede...de todos modos, estos últimos que gritan seguramente esté la mayoría más cerca de llegar a gritar a los que se debiera.

temporal3:

... .ese dia, se pasa de ser parte a ser un cliente..porque es suyo, porque ponen el dinero, porque los socios somos muertos de hambre que no pagamos ni la limpieza de nuestro hoy asiento. ...ahora toca tragar, y si no, puerta, que es suyo y ponen mucho dinero. ..............

 

 

 Si es ironía, te lo disculpo, pero si a estas alturas seguimos creyendo esto, mal vamos.

Va a ser que me quedé corto el otro día. En fin... La Vichy de Petón. Y tal. Qué pena y qué decepcionantes algunos comportamientos. Y esto no es cuestión de ser más o menos radical, sino de saber estar en el mundo -de honestidad, que decía días atrás- y de no venderse por cuatro malditas lentejas (las del estatus también, que ya me contarás tú a mí). Ale, provecho, que siente bien la paramera aquélla. "No semos naide."

Y entonces salió Fernando

Toma Nexus 6, para que te congracies con Peter Saimon...

Créeme, Jesús, que no tengo nada en contra de Pedro Simón. De hecho comentaba que es un tipo que me cae fantástico y que entiendo que su inclusión en el conjunto referido pueda ser perfectamente testimonial. Lo dejaba claro desde el principio. O eso entendía yo. Todo lo que expresaba con posterioridad, utilizando como percha su artículo, sí, pienso también que nos queda claro a muchos de nosotros. O eso quiero pensar. El dardo, claro está, no iba dirigido a él. O no en la manera en la que se ha podido leer. Abundaba ayer en este otro parecer. A buen entendedor...

Nexus 6:

Créeme, Jesús,

Faltaría más, amigo. Y captado todo lo demás.

Iñaki:

temporal3:

... .ese dia, se pasa de ser parte a ser un cliente..porque es suyo, porque ponen el dinero, porque los socios somos muertos de hambre que no pagamos ni la limpieza de nuestro hoy asiento. ...ahora toca tragar, y si no, puerta, que es suyo y ponen mucho dinero. ..............

 

 

 Si es ironía, te lo disculpo, pero si a estas alturas seguimos creyendo esto, mal vamos.

Disculpado quedo....por añadir algo...el otro dia, lució una pancarta de condolencia recordando a un niño fallecido...una pancarta ofensiva para nadie...pues igual que con las almohadillas, yo recuerdo como antes, aunque excepciones hay, la gente se solidarizaba con los pancarteros y cuando trataban de quitarlas, la gente montaba alboroto y aunque no siempre sucediera, que siempre hay excepciones, se evitaba la retirada...ahora la quitan y practicamente sanseacabó. Antes la gente tomaba más partido en lo que sucedia en la grada...ahora observa sin meterse, que está en "casa ajena" y además no le concierne.

Aquí un artículo de Pedro Simón antes de la final de Hamburgo.

No es el volcán, no

Por Pedro Simón

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el aficionado que guardaba cola para una entrada había de recordar aquella tarde remota en que su abuelo lo llevó a conocer el fuego.

El Calderón era entonces una aldea de veinte casas de barro, mi abuelo Marcelino había pedido permiso a mi madre para el trance ("yo creo que el chico ya tiene edad, ¿no?") y aquel niño al que le faltaba el cromo de Landáburu estuvo toda la noche sin dormir.

No sé ni contra quién jugamos. Ni quién trató de robarnos aquella vez. Ni cuántos penaltis nos dejaron de pitar. Sé que miré al cielo. Ganamos y mi abuelo -calle de General Ricardos arriba- me rascaba la cabeza.

El hombre que me llevó a conocer el fuego era maestro, tesorero del Real Club Deportivo Carabanchel, tuvo los huevos de echar un día al Butano a patadas de la Federación Castellana de Fútbol y se plantó ante el aspirante a marido de su hija. El pollo candidato era del Real Madrid. Tuvo que hacerse del Aleti. Luego acabó siendo mi padre.

Aquella temporada abrimos un millón de sobres de cromos. Teníamos por lo menos 12 Quique Ramos. Pero ni rastro de Landáburu. Se fue de la directiva del Carabanchel el día en que se decidió darle un nuevo rumbo a la entidad: aquello iba a ser una especie de cantera merengue. Que no contaran con él.

Llegaron los Gil y Gil y los Cerezos, y Marcelino se amustió. No entendía ni aquellas cadenas de oro, ni aquellos gritos, él, que seguía siendo un señor aún cuando salía a la calle en zapatillas de andar por casa o cuando, muy al final, se llevaba los palillos del bar. "El Aleti es nuestro, de la gente", decía. "No de estos fantoches".

Acabó como el anciano del anuncio de la Señora Rushmore. Dejó el tabaco. Dejó las apuestas en el canódromo. Dejó la sal. Cuando le quitaron la copita de vino, cuando el corazón le mordió medio cuerpo y ya era una tembladera con bastón, pidió que no le quitaran el Aleti. Fue su morfina hasta el final. El día en que me explicó lo que significaba la palabra Schwarzenbeck, comprendí de qué lado íbamos a estar siempre.

Dicen por ahí que si hay una erupción en Islandia, que si es una nube que se mueve, que si el cráter sigue soltando humo. Bah.

Marcelino Esteban murió el 21 de febrero de 1991, cuatro meses antes de que ganásemos la Copa del Rey contra el Mallorca. Llevaba un pin del escudo rojiblanco en la chaqueta raída. Tenía los pies helados el hombre que me llevó a conocer el fuego.

No es el volcán, no. Son las cenizas de mi abuelo. Acabo de sacar el álbum y estoy viendo el cromo de Landáburu, viejo. Sigo mirando al cielo. Vamos, Aleti, vamos.

 

 

A mí es que estas cosas no dejan de ponerme los pelos de punta.

Se nos tuvo que 'morir' Torres...