Ahora es un vacío. No queda nada. En su lugar, el lugar del Estadio Vicente Calderón, solo queda por arriba aire y en el suelo unos cascotes, unos desvíos de caminos de coches. No había pasado por allí hasta hoy; veía desde el Paseo del 15 de Mayo, desde sitios de Pirámides , desde lejos, como lo tiraban y con cada mirada surgía un recuero de tardes en aquel sitio, de noches brumosas cantando, de alguna mañana soleada de fútbol. Pensaba en que ya no está el asiento del campo en que vi aquel 3- 0 o en que al vecino de aquel otro año, que era un tio fantástico, no le he vuelto a ver; en mi padre y su obsesión por coger ciertos abono de una parte del campo (que fue de lo primero en desaparecer); de aquel paseo que di un día por el césped. No queda nada. Y cuando muramos los que lo vimos y vivimos, desaparecerá salvo en vídeos, fotos....pero ya no está para producir más emociones y generar recuerdos. No he podido evitar una llantina. Por un muerto más a sumar a otros que en los recuerdos están cantando, riendo, entrando o saliendo de ese campo que no existe. Se acabó. Ya no te pueden borrar. Solo queda el recuerdo de algunos (muchos) hasta nuestra muerte. Después, lo que vayamos contando antes de llegar a ella. Estoy muy triste. En mi vida y en la de aquellos que estuvimos aunque ya tampoco estén era más que ladrillos. El primer gol de Luis, está sin sitio y Luis muerto. No se merecía esto.
El fútbol es un sentimiento que se lleva muy adentro...y se concreta en el Atlético de Madrid.