Estoy de acuerdo contigo, jibs, en casi todo (de lo que deduzco con tristeza que padezco el mismo mal "grave, pero grave" que generosamente te diagnostica kikogol II y que, por cierto, no aparece mencionado en el DSM-5) pero permíteme polemizar o más bien profundizar en algo que dices más arriba cuando hablas del Athletic. Dices que siguen sus principios. Y yo también lo creo así. Pero -añado- ¿no es ese precisamente su problema? ¿No es su problema haber fundado sus principios en un mito y no en algo que contribuya a lo que contribuyen los principios de cualquier institución, a saber; la conservación y, si es posible, la expansión de su poder? ¿O es que acaso es ese el poder que pretende el Athletic: el de alimentar el mito de la tierra y la raza? En el caso del resto de los clubes de fútbol, ¿cuáles han de ser esos principios? ¿No habíamos quedado en que -por supuesto dentro del ámbito establecido por los reglamentos y normas que les sean de aplicación- esto del fútbol consiste en ganar, ganar, ganar y volver a ganar? Cada club tiene su idiosincrasia, desde luego. En el caso del Atleti, moldeada en los últimos sesenta y tantos años por el hecho de oponerse en la misma ciudad al club más laureado del mundo. No es poco. Salvo el episodio, glorioso pero poco menos que accidental de 1.996, llevábamos sin fuerza ni carácter (sin poder) para competir veinte años. Pero ahora llevamos diez haciéndolo. Y haciéndolo a un nivel que no tiene precedentes en nuestra historia. ¿Vamos a ponerle trabas a esto? ¿Vamos a malograrlo en virtud de un mito oscuro y confuso? ¿Qué principios son esos que algunos invocan? ¿Quién los establece y sobre qué base? ¿Será que, como el derecho natural, están inscritos en el corazón de los gentiles? Basta ya de pamemas. ¿Exjugadores del Madrid? ¡Naturalmente! Hace años teníamos apenas para jurados, ahora para llorentes y moratas, ojalá mañana tengamos para alabas y benzemás. Lo que sea con tal de ser más, de ganar poder. Ya no estamos como hace quince años, cuando recurrimos al expediente de inventar una realidad -la del "sentimiento", la de los "principios"- donde siempre ganábamos, donde, en rigor, cuanto más perdíamos en el césped y en las instituciones más ganábamos en el mito. No. Ahora llevamos diez mirándoles a los ojos. Quienes censuran a Simeone -y no me refiero a las críticas por el juego del equipo, algunas bien profundas y severas, pero excelentes- por cosas como las que pueden leerse en este foro desde hace unos meses a hoy mismo, están conspirando contra un individuo tan íntegro, tan insobornable y tan heroico en su defensa del Atleti que está teniendo que soportar los ataques incluso de aquellos que más deberían agradecerle.