Hay cierta sensación de déjà vu en las conversaciones. De
hecho, en todas suenan las mismas palabras, siempre buenas. Borja Bastón
(Madrid, 23 años) reúne un sinfín de elogios entre quienes se han
topado con él a lo largo de su carrera. 15 goles en 20 partidos con el
Eibar –promedia un tanto cada 96 minutos-, le han situado como el máximo
goleador español de la Liga, el quinto por detrás de Suárez (19),
Cristiano (19), Messi (18) y Neymar (16). Eso sí, jugando en el Eibar,
un equipo con un presupuesto de 37 millones de euros, y que completa su
segunda temporada en Primera, la del debut de su delantero estrella.
Pero los goles no miran el color de la camiseta y Bastón, que ha vestido
unas cuantas -Atlético, Murcia, Huesca, Deportivo, Zaragoza y Eibar-,
ha mantenido una relación fluida con la portería rival.
Era un ganador y sabía lo que tenía que mejorar”
Iñaki Alonso, extécnico del Murcia
“No le enseñamos a meter goles porque eso ya lo traía de casa pero
aquí maduró y aprendió otras cosas. Es muy específico, no le puedes
comparar con otros delanteros. Tiene un estilo propio, coge el balón y
no se va a ir de dos o tres, pero está siempre donde hay peligro. Tiene
un desmarque espectacular, mucho olfato y con eso se nace. Es un
rematador nato”, reconoce orgulloso Ranko Popovic, que lo dirigió la
temporada 2014-2015 en el Zaragoza donde acabó marcando 22 goles, su
mejor registro hasta el momento.
“Trabajamos en la presión, en la defensa. Le ayudamos a que
aprendiera a colocarse, a bajar junto con el equipo y esperar para no
generar huecos arriba y aceptó todas esas indicaciones fenomenal”,
confiesa el preparador serbio. “Era ganador y sabía que tenía que
mejorar”, añade Iñaki Alonso, con quien coincidió en el Murcia en 2011.
“Lo que intentamos fue dotarle de más movimientos. El potencial estaba
ahí, tenía un cañón en la pierna derecha y solo le faltaba perfilar
algunas cosas, como el remate de cabeza y el disparo con la pierna
izquierda. Lo bueno es que tenía muy claro lo que quería y se quedaba
después de los entrenamientos a practicar”, añade el técnico vasco.
Criado en la cantera del Atlético de Madrid e hijo de Miguel
Bastón, portero del Atlético Madrileño –filial del equipo rojiblanco-,
entre 1980 y 1984 y que hizo carrera en el Burgos, Borja González Tomás
(Bastón es su tercer apellido) vivió uno de esos episodios que acaban
con la carrera de tantos proyectos de futbolistas. Siendo uno de los
jugadores más prometedores del Atlético B dio el salto al primer equipo
en 2010 con 17 años. Todos los ojos estaban puestos en un jugador que
cargaba junto a Koke con las expectativas más ambiciosas de los
formadores del club. El 15 de mayo de aquel año, en su debut en Primera
ante el Getafe, en el último partido de la temporada 2009-2010, se
rompió el ligamento cruzado de la rodilla izquierda.
“Se vino abajo”, recuerda Ginés Meléndez, que confió en él para todas
las selecciones inferiores de España. “Venía de ser Bota de Oro en el
Mundial sub-17 de Nigeria - anotó cinco goles en seis partidos- y aquel
parón lo mató”, rememora el seleccionador. “Sus padres y sus amigos lo
sacamos adelante”, continúa el seleccionador, que se deshace en elogios
hablando de la familia Bastón. “Tengo una excelente relación con ellos.
Su padre fue jugador y su madre es una persona con mucha formación. Le
han educado muy bien”, añade.
“Es un chico tranquilo, como yo, por eso congeniamos tan bien. Es una
persona normal, de estar en casa. Cuando coincidimos en Coruña fue
cuando pasamos más tiempo juntos. Íbamos a comer, quedábamos después de
entrenar… Es alguien normal”, le describe Juan Carlos Real, ahora en el
Cluj, rumano, y que fue compañero de Bastón primero en el Huesca en 2012
y después en el Deportivo en 2013. “Nadie le ha regalado nada. Ha
tenido que volver a empezar desde abajo y conseguido estar a un nivel
altísimo y espero que siga apretando porque se lo merece”, asegura Real.
“Él desconecta bastante de todo, está mucho a su aire. Nunca se marca
un número de goles, va poco a poco. Es como debe de ser”, remata.
Rendimiento esperado
Donde todos coinciden es a la hora de describirle dentro y fuera del campo. Ahí es donde el déjà vu
pasa a ser una realidad. “Me alegro muchísimo por él, para mí es como
si fuera mi hijo”, asegura Popovic. “Es un chaval muy majo, centrado, se
nota que le han llevado bien”, se suma Alonso. “Es uno de mis niños
predilectos, siempre ha sido un chaval encantador. Es muy gracioso, muy
simpático, no es un mala sangre. Es un hombre que merece la pena
conocerlo”, se suma Meléndez. “No me sorprenden sus números porque
siempre ha metido goles. Es un goleador nato, con un físico importante.
Cuando era pequeño fallaba los goles fáciles y metía los difíciles”, le
describe el seleccionador. “No me está sorprendiendo para nada. Es un
delantero muy listo. Lee muy bien las jugadas y los posibles errores
defensivos del rival”, remarca Alonso. “Sabía que era un buen jugador y
que no le iba a costar hacer goles aunque saltara de Segunda a Primera”,
apunta Real.
Todos ellos aguardan con ansiedad conocer el futuro de Borja,
propiedad del Atlético, y observar en qué punto deja el listón en su
periplo en el Eibar. “Espero que Borjita siga así porque se lo
merece y si alguien le da una oportunidad la aprovechará”, culmina
Popovic. “Después de lo que está consiguiendo este año estoy seguro de
que tendrá posibilidades de hacer lo que él quiera”, abunda Alonso.
“Vaya donde vaya seguirá haciendo goles”, completa Meléndez. Así es
Borja Bastón, un tipo que consigue poner de acuerdo a quienes le
conocen. Y para bien, que es lo más complicado.
http://deportes.elpais.com/deportes/2016/02/01/actualidad/1454346930_907077.html