Hace ya unos cuantos años en el recreo, en aquel patio de cemento plagado de aviesos muchachuelos, solíamos jugar partidazos inmensos con pelotas de bolsas de plástico rellenas de papel, aquellas bolsas de kikos, los curas no nos dejaban otros balones porque siempre se rompía algún cristal, bien de ventanas bien de las gafas de Don Antonio, que no ganaba para puntos. En esa época elegíamos los contendientes con curiosa fórmula, "los del Madrí pacá", "los del Atléti pallá", eramos aún merengones y colchoneros, y casi siempre nos doblaban en número, llevaban zapatas de las buenas, y se ufanaban de ganar nueve de cada diez días...
Aún así salíamos unos cuantos gárates, algún irureta, algún ufarte, los ojos brillaban al enfilar nuestro lado del patio, que no tenía más portería que un par de jerséys, voluntarios o no, que se colocaban en cualquier sitio. Los partidos eran de época, se atacaba por decenas, se defendía con uñas y dientes, se perdía la pelota mil veces, las faltas podían alargarse durante horas o días según el pique, y los goles eran cosa paranormal. Cuando sonaba la campana del patio todos salíamos corriendo para formar, y las pelotas quedaban abandonadas a su suerte, entonces te dabas cuenta de que habías jugado con tres pelotas distintas y con varias porterías simultáneas, del resultado ni hablamos, lo importante era estar, era jugar y era no perder contra los merenguitos.
Luego pasábamos horas jugando con los cromos de nuestros ídolos, y más tarde con las chapas curradas con las fotos, y todo era en rojo y blanco.
No recuerdo ningún compañero del Barsa, sí alguno del Betis que de esos siempre ha habido, creo que llegó a ser el Betis el segundo equipo de media España, y del resto de equipos ni noticia, solo por los cromos.
Eramos Atléticos, y eramos felices, y sufríamos mucho pero sabíamos que tendríamos revancha, y nos rompió el corazón un alemán en un segundo, y lloramos como locos con la debacle siguiente, y ganábamos, y jugábamos bien, y nos respetaban, y fichábamos tipos como Ayala, Heredia, Dirceu, Pereira, Leivinha, Fillol, Alemao, etc, etc, Todos internacionales absolutos, auténticos cracks, y teníamos una cantera de espanto, y nos gustaba ir a ver al Madrileño porque eran muy buenos en Segunda División, y de allí salían los siguientes ídolos.
Y me llevaban al Magariños, a ver a Cecilio, a Lorenzo, a Luisón, a Reino...
Y era muy feliz.
Hoy no, no puedo con este bodrio, ya no les puedo decir a mis hijas o a mis sobinos lo que significa ser del Atléti, ya no me creen...
Gracias malditos por robarnos la ilusión.