Diego Forlán, el actual bota de oro
tras anotar 32 goles en la pasada temporada, de los que 12 llegaron en
las últimas ocho jornadas de la Liga, no es el de antes. Con apenas un
8% de efectividad (el curso pasado, el 24%), el gol se le resiste. Ha
perdido la chispa. Igualar la marca le obsesiona tanto que, pese a ser
el futbolista que más chuta en la competición nacional (38 tiros, uno
más que Alfaro, del Tenerife) y en la Champions (10 por nueve
de Hulk, del Oporto), sólo cuenta tres dianas (ninguna en Europa) ante
el Almería, el Barcelona y el Mallorca. El cuadro de Gregorio Manzano
estuvo en la mirilla del pistolero del Manzanares en nueve ocasiones en
la mayor muestra de fe de la última jornada. Forlán sólo vio puerta de
penalti y después de desperdiciar su segunda pena máxima en lo que va
de campaña.
"Es que ahora juego más
retrasado... Quique Flores es un hombre de fútbol y sabrá lo que tiene
que hacer para cambiar el rumbo", alega el charrúa, que ayer recibió el
Trofeo Pichichi. Ajeno a los fastos, el nuevo entrenador del Atlético
decidió que reposara dejándole fuera de la convocatoria para afrontar
al Marbella. "Tiene un físico privilegiado. Lo que sucede es que,
cuando estamos decaídos, somos peores en todo. Es un jugador fuerte y
bueno, habituado a la presión", espanta los nubarrones Quique. "Puede
que Diego tenga parte de razón, pero incluso con Uruguay se le ha visto
de mediapunta", opina el cuerpo técnico rojiblanco, a la búsqueda de
una solución.
Los resultados saltan a la vista. Alejado del área,
su hábitat natural, por su habilidad para caer a las bandas y arrastrar
a la defensa, lo que en teoría debería favorecer a Agüero, Forlán ha
chutado en 25 ocasiones desde fuera del área. El siguiente en la lista,
Pedro León (Getafe), un interior, probó fortuna 18 veces. "Cuando me
dicen que Forlán juega muy atrás... ¡Es que él tiene que jugar ahí!
Antes de que yo llegara había hecho 11 goles y después, conmigo, 21.
¿Por qué? Porque tiene buen disparo desde fuera del área, porque tiene
calidad para tocar", decía Abel antes de su destitución. Razón no le
falta: el curso pasado, El Cachabacha fue el sexto futbolista que más
chutó desde su casa. Aun así, sus 59 intentos se quedaron muy por
detrás de los 93 de Arango (Mallorca).
"La falta de resultados
puede generar cierta ansiedad, ciertas prisas por conseguir de nuevo
victorias, pero está en nosotros mantener la calma. Forlán marcaba la
temporada pasada con mucha frecuencia. Ahora está en un momento en el
que, aun con su esfuerzo y con sus intentos, pese a hacer el trabajo
igual que antes, no consigue el fruto", seguía en sus disertaciones el
precursor de Quique. Con un matiz: Forlán no jugaba tan atrasado, como
lo demuestran sus 72 remates en el área, sólo superados por Eto'o (96),
Messi (80), Higuaín y Villa (ambos con 73).
Requerido por la
pérdida de olfato de Forlán y de Agüero (dos aciertos), Quique prefiere
no centrarse en nadie y excusarse en el poder del colectivo: "El
jugador mejora si lo hace el equipo en su conjunto. Es importante el
estado de ánimo. Yo he vivido este tipo de situaciones tanto de jugador
como de entrenador. Hay que exigirse para estar bien".