Alguien ha dicho por ahí, que el fútbol es en gran medida un estado de ánimo. Yo creo que algo de ello hay. Hoy, estaba viendo el partido, no hacíamos nada especial, pero tenía la sensación de que iba a caer un gol en cualquier momento, a nuestro favor, y de que dífícilmente podían hacernos uno. El gol llegó, de forma poco brillante, pero llegó; y con él el partido se deslizó en un sentido único, con aplastante monocordia y hasta momentos de gran brillantez.
En ese estado de ánimo creo que tiene bastante que ver la victoria del miércoles, que parece de ésas que cambian el sino de un equipo. Esperemos que ese estado se consolide, porque es decisivo para que una plantilla dé un salto de calidad -a veces, incluso, hasta permitir superar lo que parece su potencial natural-.
Creo, además, que en ello tienen mucho que ver dos jugadores: los centrales. No son dos negados, sino que, por lo visto, dos buenos jugadores. Incluso me atrevería a decir que son excelentes complementos: uno firme, rocoso donde los haya, y otro inteligente, buen 'lector' del juego y con una calidad técnica encomiable -esos pases largos, como el comentado por Bacharach, me saben a verdadera gloria-. Firmeza en esa zona clave y salida de balón más que correcta de ella, son fundamentales en el fútbol.
Añadiría, que en los dos partidos que le he visto, Assunçao parece otra estupensa aportación. Mejor que el Costinha que aquí no conocimos -lo cual habla muy bien de los técnicos del Oporto-. Otra posición clave, decorosamente cubierta.
Con cositas así, los estados de ánimo positivos son más factibles de darse y mantenerse.
Por último, no puedo dejar de mencionar el renacimiento de Maniche, que ha corrido en estos dos partidos más que en el año y medio anterior que ha jugado aquí. Y el estado de ánimo tan novedoso y sorprendente del luso, sí que es autogenerado. ¿Querrá seguir siendo futbolista después de los tres o cuatro años sabáticos que se ha pegado, y ver que nadie parecía ofrecerle una solución fuera de aquí? Ojalá lo confirme.