"Canijito, pelo largo, agitanao,
enclenque, con un desparpajo innato. Un perdigón que barría todo el
frente de ataque". Así era José Antonio Reyes a los nueve años, cuando
llegó al Sevilla, según lo recuerda el responsable de la cantera, Pablo
Blanco; "rápido, competitivo y goleador". Y siguió siéndolo siete años
después, cuando debutó en Primera, a los 16 años, frente al Zaragoza,
el 30 de enero de 2000. Una aparición fulgurante que compartió ataque
en la selección española juvenil con Fernando Torres y que se confirmó
al curso siguiente con Joaquín Caparrós en el banquillo sevillista. "Un
portento físico y técnico con un gran cambio de ritmo", evoca el actual
técnico del Athletic, paisano suyo de Utrera. Pero todo cambió el día
que abandonó Nervión. Se atrancó en el Arsenal, después en el Madrid y
el Atlético y ahora en el Benfica, cuyo entrenador, Quique Flores, le
acribilló la semana pasada: "Reyes ha sido muchas veces titular y su
rendimiento ha sido cero. Estoy decepcionado".
Al
preguntar por Reyes, hay una palabra que le acompaña inevitablemente:
adaptación. Su marcha a Londres con 21 años fue muy ventajosa para el
Sevilla, que ingresó 22,5 millones de euros y cimentó su futuro, pero
no tanto para él. Pese a conquistar la Liga 2003-04, fue engullido por
las leyendas: una dice que se llevó tráilers de comida española a la
capital británica; otra, que se compró siete coches de lujo en dos años
y medio. "Fue una gran frustración para Arsène Wenger
[el técnico
del Arsenal], que le dedicó todo el cariño. Pero uno de sus problemas
era que llovía mucho... Era como luchar contra un fantasma", explica un
ex colaborador. "A Wenger se le echó encima Utrera entera", añade otro
ex entrenador en alusión a la gente que le acompañó a Londres en
contraste con el caso de Cesc Fàbregas, que vivió solo desde los 16
años. "Los padres le han sobreprotegido, sobre todo la madre", agrega
un amigo de entonces. "La familia no se mete en nada que él no quiera",
se defiende el padre, Francisco, electricista retirado por un accidente
laboral; "estamos en Lisboa con él, sí, pero ha hecho lo que ha
querido. Vive independiente".
"Es un jugador que necesita mucho
cariño", opinan en el Atlético, el club que todavía posee el 80% de sus
derechos después de vender al Benfica el 20% por 2,2 millones, con una
opción de compra por 6,6; "es poco competitivo y recuerda a Ronaldinho
o Joaquín. Aquí le cerraban el paso Maxi y Simão. Se abandonó y Aguirre
lo desenchufó".
A pesar de que venía de ganar la Liga con el
Madrid de Fabio Capello, en el que jugó cedido en un notable final. "Su
pierna izquierda es fantástica, pero parece perdido", dice Franco
Baldini, ayudante de Capello. "Tiene velocidad, resistencia y calidad",
abunda Massimo Neri, preparador físico de Capello; "el problema es la
cabeza: no estaba acostumbrado a entrenarse mucho y le gustaba
lamentarse".
Con todo, a los 25 años, Reyes es recuperable. "Creo
que Manolo Jiménez [el entrenador del Sevilla], que le entrenó en
Tercera, le podría sacar el máximo rendimiento", apunta Caparrós. "Aquí
volvería a encontrarse en su entorno", remata Blanco.
http://www.elpais.com/articulo/deportes/Reyes/rendimiento/cero/elpepudep/20090202elpepidep_34/Tes