Yo que le conozco hay una faceta que no comparto, y es porque el cree en el deporte de verdad, es de los pocos que conozco que sigue creyendo en el deporte de verdad, en el respeto entre aficiones, en la caballerosidad, en el aplaudir al contrario. Y por eso puede decir lo que dice, porque él cree de verdad en eso, y lo demuestra día a día. Y a veces, como en Bucarest, hasta tiene razón.
Pero yo no soy así. Yo soy hincha de calle, de grada, de barricada, de insulto fácil. Y lo que se comenta sobre la ejemplaridad de las aficiones no es así. Yo sí vi incidentes. Yo sí viví incidentes. Antes del partido, puede ser que la gente no tuviera ganas de problemas, pero no había ningún buen comportamiento entre aficiones, más bien había temor entre los que no querían problemas, supongo que la mayoría.
Pero después del partido, y ante una organización lamentable, patética, subrealista, tercenmundista, lo peor que he visto en mi vida a nivel organizativo, y después de ser retenidos durante muuucho tiempo por una absurda verja que no tenía sentido alguno, salimos con "ellos", nos mezclamos con "ellos" y sólo puedo decir que no estoy en una comisaría portuguesa a espera de juicio porque no podía dejar de pensar en mis chicas que estaban en Madrid y por mi compañero de fatigas que me tranquilizó y paró varias veces. Llamarles basura es quedarse corto. Me gustaría poder llamarles animales, pero pobres animales. Me gustaría poderles llamar carroña, pero pobre carroña. Me gustaría poderles llamar escoria, pero pobre escoria.
He vivido mil partidos en cancha contraria, finales, ganadas, perdidas, y jamás he visto gentuza de peor calaña que ellos. Pero además cobardes. Muy chulitos con lo que callan, pero cuando les invitas a cenarse un botellín vació, hasta la base, la cosa cambia, agachan la cabeza y huyen. Ésos que hace unos segundos te prevocaban con los peores insultos, ante algo tan pequeño como un pequeño receptaculo de cerveza de un quinto de capacidad huían como conejos asustados y humillados.
Podemos caer, pero esos mierdas jamás nos humillarán. Mientras que haya un rojiblanco, dos cojones y un palo ya puede el borrico correr.
Basura!!! Odio es poco, ha cruzado la raya para no volver. Es algo intestinal, que jamás se borrará.