José Ramón De la Morena se encuentra en Austria con su equipo de trabajo para cubrir la Eurocopa.
Sorpresas te da la vida, y más si mezclamos periodismo y Federación Española de Fúbol. Hay cosas que están ocurriendo en la concentración de la selección española en Autria con motivo de la Eurocopa que no se pueden entender. Es sabido que todos quieren ver a la selección, incluso, la RFEF hace excepciones con algunos conocidos para que estén cerca de los jugadores, pero lo que llama la atención es que también favorezca a los que más le critican.
La última ha sido el comportamiento de algunos directivos y empleados de la RFEF el pasado sábado en Viena, durante el entrenamiento del equipo previo al decisivo partido de cuartos ante Italia. Allí, en una posición de privilegio, se encontraba nada menos que un hijo de José Ramón de la Morena. Por la cara. Invitado de excepción para que pudiera ver a sus ídolos en la sesión dirigida por Luis Aragonés, el técnico al que De la Morena calificó como "despojo" en antena.
En aquel momento, en el invierno de 2006, Luis se encontraba sobre un hilo a causa de los malos resultados frente a Irlanda del Norte y Suecia. De la Morena, jefe de deportes de la cadena Ser, apostó por su destitución o su dimisión. No lo hizo Luis y el periodista arremetió contra él hasta superar de aquella forma los límites deportivos. El seleccionador no se lo ha perdonado desde entonces y se ha negado a recuperar la relación por mucho que De la Morena ha enviado a sus redactores, especialmente a Juan Antonio Alcalá, en busca de la tregua o de la paz. Nada de nada.
José Ramón de la Morena se encuentra en Austria al mando de sus tropas y su familia le fue a visitar el pasado fin de semana. La familia es la familia y De la Morena pidió a sus soldados que le facilitasen un pase especial a su hijo para ver un entrenamiento que fue a puerta cerrada para la prensa. Hasta ahí es comprensible porque los escrúpulos son de cada uno. Lo que no se entiende es la actitud de la Federación, que no sólo dio al chaval un trato de favor, sino que, para rematar, le regaló una camiseta oficial de la selección. Y mientras, el padre de la criatura lanzando misiles desde hace una década contra Villar, Padrón y compañía por hacer, según él, entre otras cosas, lo que hicieron con su hijo.
EL FINAL DE LOS GIL AUNQUE SE DIVISA LEJOS CADA DÍA ESTÁ UN POCO MÁS CERCA