el rincón de judas. artículo publicado en público el 6-7-08

Por Antonio Sanz

No ha pasado tanto tiempo cuando destacados veteranos del fútbol celebraban maitines en la cafetería del Hotel Mirasierra Suite o en la de José Luis en La Moraleja. El norte de Madrid acogía entre bollería, cafés o infusiones a ilustres del balompié nacional. Entre otros, José Antonio Camacho, Fernando Hierro, Vicente del Bosque…o Luis Aragonés. El 'Sabio', ya seleccionador, no se prodigaba mucho, pero alguna mañana se acercaba a compartir conversación a la hostelería más cercana a su residencia familiar en Alcobendas. La próxima semana toca relevo. Con Aragonés en Estambul, Del Bosque se prepara para afrontar el momento más delicado de la reciente historia de la Selección. Vicente escuchó haces meses que Luis se ponía fecha de caducidad. Pero a la hora de beber la leche, el trago le bajará por el esófago con un gusto agridulce. Es lo que tiene España. Desde aquellos recordados tiempos de Goya, que tan real nos retrataba, nos dividimos entre la capacidad de encontrarse arropado por la victoria con el siempre pecado de la búsqueda de un perdedor. Y creo que disponemos de dos ganadores. Luis, por lo conquistado en Viena y Vicente, por su demostrada capacidad para repetir la gloria.

Aragonés nunca tuvo fácil su tránsito por la 'roja'. Ni Villar ni Jorge Pérez apostaron firmemente por él. Su candidato era Benito Floro. La FEF entregaba, con todo su dolor, la cabeza de Iñaki Sáez a los medios de comunicación tras el fiasco de Portugal. Los mismos que impusieron la presencia del 'Sabio' en el puesto. Floro pasó a ser villano sin antes haber sido héroe. El consenso mediático colocó a Luis. Villar no quiso complicarse y optó por lo que rezaba la mayoría. Finalizado el Mundial, el presidente aguantó al seleccionador pese a la persistente tiranía de algunos periodistas que pedían su salida. Sin embargo, edificó junto con el secretario general el nuevo organigrama del cambio para descargarse en un director deportivo. Se pensó en Aragonés, incluso se le insinuó, pero se nombró a Hierro. Primer golpe para Luis. Para después del torneo de Austria, el dirigente contaba con Juande Ramos, mientras que el nuevo en el cargo apostaba por Camacho. El candidato de Villar se cayó tan rápido como el de Hierro. Los dos técnicos optaron por entrenar y no esperar. Por aquí apareció Del Bosque que portaba casi el mismo consenso directivo que mediático. La FEF volvió a esquivar el problema. El acuerdo se filtró y Luis se molestó. ¿Recuerdan el episodio de Málaga cuando amenazó nuevamente con marcharse? El técnico se había enterado de un almuerzo entre Pérez, Hierro y Del Bosque. O al menos, eso le contaron. El cabreo, monumental, se rebajó gracias al apoyo incondicional de los jugadores. El resto se ha escrito en la Eurocopa. Luis deja a España, por primera vez, encabezando el ranking de selecciones nacionales por delante de Italia, Alemania y Brasil. Insisto en que lo mejor para el futuro ha sido su marcha. Su etapa debía concluir. Sin embargo, en las últimas horas, algunos mentideros especulaban con que no comenzaría la 'era Del Bosque'. Con Camacho en el paro, todo es posible. Pero no seamos necios. Facilitemos una pértiga para que el nuevo seleccionador se prepare para un salto que debe darse al cielo, nunca al vacío.

JAVIER GÓMEZ MATALLANAS. El debate de Raúl parece que se ha acabado. Desde que Del Bosque ha sustituido a Luis Aragonés como seleccionador, nadie exige ya el regreso de Raúl a la selección, como sucedía en la etapa del anterior seleccionador. ¿Por qué nadie pide ya a Raúl en la selección? Seguro que ha influido el hecho de que sin Raúl en sus filas, la selección española se proclamó campeona de Europa en la Euro2008. Y seguro que ha influido que el rendimiento de Raúl en este arranque de temporada no ha sido el mejor para que nadie plantee mediáticamente la obligatoriedad de llamar a Raúl, como se planteaba hace apenas cuatro meses, cuando se ha lesionado Torres, por ejemplo, y se daba por hecho que el sustituto sería Bojan, llamado en principio para la selección sub 21. Los creadores de opinión que propugnaban machaconamente su convocatoria a Luis parecen haber dimitido de Raúl desde la llegada de Del Bosque.

Sería ideal que a Vicente del Bosque nadie le exigiera la presencia de ningún jugador, como le pasó a Luis Aragonés con Raúl. Sería ideal que las decisiones del seleccionador nacional fueran respetadas por todos. Desde la llegada de Vicente del Bosque está sucediendo y no se ha producido presión mediática alguna para que a este o aquel futbolista. Luis Aragonés soportó una presión tremenda en sus dos últimos años en el cargo por no llamar a Raúl. Todas sus decisiones, sus errores y hasta sus aciertos, fueron juzgadas con el debate Raúl de fondo. Luis llegó a pensar en tirar la toalla porque veía que todo su trabajo se juzgaba únicamente en función de su decisión de no convocar a Raúl. Pero desde la llegada de Del Bosque, este debate parece terminado y sólo se abrirá si Raúl vuelve a marcar goles. Por cierto, existe morbo entre los periodistas que cubren la selección por cómo celebrará el capitán del Real Madrid estos goles. Hay interés por saber si señalará su nombre y su dorsal como hizo en las dieciocho ocasiones en las que marcó goles la pasada temporada en la Liga, en un gesto que se interpretaba como un acto de reivindicación hacia el anterior seleccionador.

La consecución del campeonato de Europa parece que ha servido para que todo el entorno de la selección sume. Ahora se trata con normalidad y no se polemiza por cualquier decisión del seleccionador. Que Del Bosque quiere alinear un solo delantero y jugar con extremos, pues perfecto. Que Del Bosque tira de Luis Milla, seleccionador de las categorías inferiores, para completar un ejercicio ante la ausencia del lesionado Silva, que no ha sido reemplazado por nadie, pues muy bien. Que tira de tres jugadores del juvenil del Rayo Vallecano para completar un once para el partidillo de ensayo, pues sensacional para poder llevar a cabo su metodología de trabajo. Con Luis Aragonés, se metiera o no en algún charco evitable, cualquier decisión se criticaba y acababan las discusiones en el debate de Raúl.

Raúl ha sido un gran jugador y aún puede rendir a buen nivel. No se le puede enterrar, porque siempre resucita sobre el césped y con goles, y verá puerta toda la vida, hasta con los veteranos, porque es un goleador. A los dirigentes de la Real Federación Española de Fútbol les sabe muy mal que no se le haya dispensado un homenaje por haber superado los 100 partidos como internacional (102). Y varios de estos dirigentes no ocultan su deseo de que Raúl vuelva con España para despedirle como merece. Alguno incluso se pavoneaba tras la marcha de Luis Aragonés con la segura vuelta de Raúl. Pero Del Bosque ha decidido no llamarle y no se ha polemizado. Es lo mejor que le puede pasar a España. Manido es el tópico de que somos 40 millones de seleccionadores y el que decide solo es uno, pero es una realidad. Del Bosque es el que decide. Y hay que respetar sus decisiones llame o no llame Raúl, a Bojan, a Silva o a quien le dé la gana. Eso no sucedía en la anterior etapa y ahora, de momento, sucede. Y es lo mejor que le puede pasar a España. Siempre debe haber crítica y exigencia, pero lo que no se puede es crear y eternizar debates estériles y cansinos sobre si va o no va un jugador. Por más que ese jugador sea Raúl, un grande del fútbol quien, por cierto, se va a quedar con las ganas de cumplir su sueño de niño de jugar con la elástica rojiblanca en el Calderón.