Su zancada era larga. Al correr, levantaba mucho las rodillas. Con la cabeza ligeramente baja pero viéndolo todo, dormía el balón, citaba al defensa, lo esperaba, lo encaraba, conduciendo la bola con la punta de la bota, muy cortito ahora, interior, exterior, interior otra vez, y el defensa retrocedía, amagaba la entrada y él se tensaba y el otro ...