Lo más preocupante es que parece que la suerte no está de nuestro lado. Cuando se tiran tres balones al palo y no se puntúa, da la sensación de que esto está muy pero que muy negro.
Ya no es estar en descenso con todo lo que queda de liga, es que lo vamos a tener muy jodido para lograr salir del pozo. Hay tal desconfianza en el equipo que esto se parece peligrosamente al año del descenso.
Lo que habría que analizar es porqué se ha llegado a esta situación. El problema va más allá de lo deportivo, llega hasta lo institucional. Pero algunos dicen que ahora no es el momento, ¿cuándo es entonces?
El equipo ha entrado en una espiral perdedora, donde los errores se pagan más caros que nunca. Es cómo un tren mercancías descontrolado.
Ahora viene el Madrid. Si quedase algo de espíritu en el club, se podría hasta ganar al Trampas, pero esto se ha convertido en una empresa abstracta y artificial. Desde los despachos al césped. La mayor parte de jugadores salen sin la confianza para afrontar un derbi. La prensa ya se encarga los días previos de machacarnos, pero lo triste es que el Trampas va a Sevilla y sufre, va a Pamplona y sufre, va a San Mamés y sufre. Además de falta de calidad, para estos partidos especialmente se necesita mucha personalidad, carácter y orgullo.
Con Jurado, Reyes o Pablo en la plantilla, ¿qué podemos esperar?