Disculpadme, pero sigo sin entender por qué tanta flagelación y tantos golpes de pecho que pasan por alto o ignoran una realidad más que evidente: un equipo desmadejado en cuanto a su planificación deportiva como este Aleti, sólo puede hacer de la irregularidad su seña de identidad. Más si cabe cuando el actual calendario alético ha venido a echar sal en la herida abierta. Esto es, durante aproximadamente un mes jugar "domingo-miércoles" está sacando los colores a una plantilla "raquítica" y que ofrece las garantías justas. Al despropósito liguero le ha sentado horrible las expectativas coperas. En éstas, el entrenador, con todo lo "suicida" que era la decisión de hacerse cargo de este equipo en su día, se está viendo sobrepasado por unas circunstancias y un calendario que le quedan enormes a esta plantilla tal y como está concebida. (Pese a que uno estima que los rivales han sido "menores", y que otro Aleti más capacitado estaría saboreando la certidumbre de una final de Copa en un paisaje sosegado en Liga.)
Pero, tal y como están ideadas las cosas, la suma de recreativos, celtas y demás, avivan un fuego incontrolado. Y lo que te rondaré morena. Porque luego de los miércoles racinguistas, vendrán los turcos. Entretanto la suma de kilómetros de algunos jugadores (y la ausencia de recambios acordes) y el propósito del entrenador por administrar los esfuerzos, están haciendo entrar en una bipolaridad peligrosísima a este equipo. Y, como comentaba en un post anterior, no es nada fácil gestionar esta situación (otra cosa es que uno comparta o no determinadas decisiones acerca de los cambios y el manejo de los tiempos y de lo que pide cada partido).
Es un equipo este que, mediada la temporada, anda aún buscando su identidad. Y pareciera atisbarse que la ha encontrado, sólo que no ayuda a su definición el "maldito" calendario. Que la portería parece haber encontrado su titular idóneo, que podemos hablar de una línea de cuatro defensiva habitual (a pesar de los pesares, porque lo de Antonio López y lo de Perea, es de juzgado de guardia); que el doble pivote parece haber crecido con la llegada de Tiago; que Simao y Reyes, sobre todo este último, son lo que hay; y que arriba tenemos lo que tenemos, aunque parezca lo contrario, si uno echa un vistazo a cómo elabora el juego (?) este equipo... Todo ello son síntomas de que algo hay en construcción. Tarde. Muy tarde. Pero evidencia que, al menos, hay un plan, aunque sea de urgencia y feo como él solo. Y evidentemente los resultados del mismo no pueden hacerse palpables de un día para otro. Menos aún en las circunstancias referidas.
Las consecuencias, en breve: si se llega la final frente al Sevilla (incluso frente al Getafe), poco va a importar todo lo demás. Será momento de centrarse en salvar los trastos en la Liga y llegar en la más óptima condición -física y anímica- a esta final. Si no es así, el panorama va a pintar muy feo, aunque estoy convecido de que algo va a servir la idea que el entrenador maneja para salvar la temporada, en la que lo que menos importancia tiene ahora, como queda comprobado, es el practicar un fútbol atractivo. Será tiempo de ensuciarse aún más el mono de trabajo, de abusar del puntapié, de defender más "rocosamente" y, fundamentalmente, de confiar en los dos de arriba (cualquier crítica hacia ellos, sufriendo lo que están sufriendo en sus carnes y dada su relevancia futbolística, resulta de pésimo gusto).
Es cuanto hay. Es lo que da de sí este Aleti. Quien lo quiera ver así, bien, quien no, se engaña. Todo esto no es más que cuanto, desde el inicio de este curso, sabíamos que podía venirse encima.