Personajes,
Segunda División
Doña Teresa se saca la careta
Bruno Sanxurxo
1 de marzo de 2011 | 20:11
Doña Teresa Rivero, presidenta del Rayo Vallecano, también conocida como “La mujer de Ruiz-Mateos”, nunca ha sido santa de mi devoción. De hecho, viene perteneciendo a mi Club de Personajillos Nocivos para el Fútbol
desde su fundación —otros socios ilustres son Villar, Lopera, Mendoza,
Laporta o la familia Gil al completo—. Nunca he confiado en sus
capacidades para dirigir un club como el Rayo, y siempre he tenido
bastante claro que en el seno de la institución es poco más que un
títere, la cara visible pero inoperativa de una organización que en realidad encabezan algunos de sus hijos.
Si algún día tuviera la posibilidad de entrevistarla, empezaría
dándole una pizarra y un rotulador y le pediría que me explicase la
regla del fuera de juego. No porque sea una mujer, nada que ver,
simplemente es que, cada vez que la oigo, tengo más claro que de fútbol sabe lo que yo de ingeniería aeronáutica.
Habla de fútbol como yo puedo hablar de un concierto de música clásica:
me gustó-no me gustó, me divirtió-me aburrió, etc, pero no me pidas que
profundice, porque no seré capaz de salir del mundo de los topicazos,
al que ella recurre irremediablemente en todas y cada una de sus
intervenciones como presidenta rayista.
Como ya todos sabréis, la familia Ruiz-Mateos(-Rivero) vuelve a
estar metida en un escándalo financiero: recientemente se han visto
obligados a poner en suspensión de pagos a las diez principales empresas
que forman Nueva Rumasa. Dichos problemas económicos han afectado
totalmente al Rayo y sus empleados, pero no ahora, sino que lo viene
haciendo desde hace tiempo. Hartos de vivir una situación de dudas e
incertidumbres, los jugadores del primer equipo del club vallecano
decidieron expresar su malestar hace una semana. El procedimiento
escogido fue que el capitán de la plantilla, el veterano José María Movilla, entrara en los micrófonos de El Larguero de la Cadena SER
para expresar el punto de vista de los jugadores. La plataforma
escogida no es algo baladí, porque José Ramón De la Morena siempre ha
tratado con interesada benevolencia a este tipo de personajes —sea Jesús
Gil una clara muestra de ello— y, en concreto, cada cierto tiempo le
hace una llamadita a Doña Teresa, para vacilar un rato con ella; luego,
no es sospechoso de animadversión hacia los dueños del Emporio de los Flanes.
Aclaro esto porque cuando la supernumeraria llamó para intervenir en el programa, no paró de llorar
por lo mal que están tratando los medios de comunicación a su familia,
acusándolos de estar conspirados para hundir a Nueva Rumasa y bla, bla,
bla…: ‘El Larguero’ no es sospechoso de dicho comportamiento. Pero
vayamos al grano: el comportamiento hipócrita y caciquil de Doña Teresa.
La intervención de la Presidenta vallecana giró alrededor de dos
puntos, que repitió a modo de mantra, como suele hacer todo aquel que
sabe que no lleva razón. La primera es que criticó a Movilla por no
quedarse callado: “¿Qué haces hablando en la radio?“,
le espetó ni corta ni perezosa. Me gustaría saber cuántas horas ha
trabajado en su vida Doña Teresa —crianza de tantos niños aparte, lo
cual es totalmente respetable y digno de consideración, todo hay que
decirlo—, porque parece que no entiende lo que es trabajar y no cobrar,
sin obviar el derecho de todo trabajador a exigir que se cumpla lo
prometido en su contrato, ni olvidar lo que significa la libertad de
expresión.
La segunda columna de su desesperado discurso se basó en afirmar que
era mentira que los jugadores llevaran sin cobrar un año. Es cierto,
aún no se había cumplido el año, sino que el momento en que empezó a
fallar el tema de los pagos fue hace once meses. Doña Teresa mintió como una cosaca,
comenzando su actuación afirmando que los jugadores habían cobrado
religiosamente sin ningún fallo. Luego ya se puso a hablar de pagarés y
demás historias y, finalmente, acabó reconociendo que en los últimos
meses habían tenido problemas para atender a los pagos de las fichas…
Todo ello, como es de esperar, con continuas referencias a la
honorabilidad de su marido y a lo maravillosa que es la familia y a la
cantidad de puestos de trabajo que han generado en sus dos naves
hundidas.
El bueno de Movilla se mordió la lengua de lo lindo, porque entre
las lindezas de la señora Rivero no faltaron referencias y embates
personales al capitán y portavoz de su equipo. Intentó rebatir a
su presidenta, diciéndole que ella sabía que no era cierto que no
habían tenido problemas para cobrar, pero no había dios que hiciera
salir a Doña Teresa del remolino de sinsentidos que ella misma mantenía
para impedir que se pudiera discutir del fondo del asunto, como adultos y
gente responsable. Viendo que Movilla tenía las manos atadas, porque no
quería decir algo de lo que después se pudiera lamentar porque ello
perjudicara los intereses de sus compañeros, Luis Gil, gerente de la AFE, decidió llamar al programa y pedir que le dejaran intervenir.
De la Morena atendió la llamada e introdujo a Gil en la
conversación, circunstancia que encolerizó a Doña Teresa porque, llegado
el momento de hablar, el gerente de la AFE le dio la razón a Movilla en relación a que los problemas de pagos habían comenzado once meses atrás y afirmó disponer de documentos que prueban dicha acusación,
ofreciendo ponerlos a disposición del conductor del programa para que
certificara la realidad de la situación. Es innegable que el Rayo
Vallecano no tiene un duro para afrontar los contratos de sus
trabajadores. Sin ir más lejos, el colegiado que este fin de semana
arbitró el Rayo Vallecano B-Conquense (Grupo I de Segunda B) se vio
obligado a incluir en el acta una observación en la que informaba a su colegio de que no había recibido el cobro por su arbitraje porque, según el club, no tenían con qué pagarle lo convenido. (El artículo 80 del código disciplinario de la RFEF recoge que cuatro impagos de los honorarios de los árbitros está castigado con la expulsión de la competición).
El último capítulo de esta desagradable historia sucedió después del partido que el Rayo disputó este fin de semana. Tras la derrota por 4-1 a manos del Huesca,
Doña Teresa bajó al vestuario para abroncar a sus jugadores. Ella ha
negado el extremo de haberles llamado “sinvergüenzas”, como se ha dicho
en otros medios, pero en pleno descanso del partido se despachó a gusto
ante los micrófonos de Canal+, afirmando de sus jugadores que “parece
que no quieren subir”, acusarles de que “lo están haciendo muy mal” y
afearles que “han perdido la confianza” en la familia Ruiz-Mateos. Lo
irónico del asunto es que la Marquesa Consorte de Olivara llegó al palco
de El Alcoraz ¡alrededor del minuto 30!, con lo cual apenas pudo ver un cuarto de hora del mismo antes de ponerse a vomitar serpientes ante las cámaras de televisión.
La desesperación de Doña Teresa radica en que a estas alturas es perfectamente consciente de que la única posibilidad que tiene su familia para poder afrontar los gastos del club, y cumplir con sus obligaciones contractuales, pasa porque el Rayo logre subir a Primera División,
donde le tocaría un pedazo del pastel de ingresos televisivos
considerablemente mayor al que perciben estando en la Liga Adelante. Así
que, desconocedora de los engranajes de la mente colectiva, ignorante
de lo que es trabajar y no cobrar por ello, a la Presidenta no se lo
ocurre otra cosa que atacar a su plantilla, mentiéndoles más presión que
la que ya tienen e intentando ponerlos en el ojo del huracán, que es
donde está, merecidamente, su familia. ¿Qué pretende? ¿que los jugadores
jueguen al 100% y no se cuiden de no caer lesionados? ¿quién se atreve a
criticar a un trabajador que vele por su salud antes que por su empresa
cuando ésta no le paga y, debido a la situación de la misma, no tiene
nada claro si en verano se tendrán que buscar las habichuelas en otro
lado?
A pesar de que Doña Teresa presume de seguir a rajatabla los
principios del catolicismo, todo apunta a que entre sus virtudes no se
encuentran la de ser una persona comprensiva e indulgente. Todo lo
contrario: se ha quitado la careta y nos ha mostrado, si es que a
alguien le quedaba alguna duda, que es uno de los últimos ejemplares de la peor calaña del caciquismo
que tanto daño ha hecho a este país desde tiempos inmemoriales. Me
encantaría que el Rayo Vallecano retornase a Primera. Siempre ha sido un
equipo que me ha despertado cariño e interés y, como no podía ser de
otra manera, me solidarizo con la situación de los jugadores, a los que
les deseo lo mejor. No así a la familia Ruiz-Mateos(-Rivero).
Más Información | Fragmento de ‘El Larguero’ de la Cadena SER, con la discusión entre Doña Teresa, Movilla y el gerente de la AFE
- Periodista (Ser): "¿Qué te parece lo del cocodrilo que le han regalado al presidente, Jesús Gil?"
- Quique Setién: "Pues espero que crezca, se haga grande y se lo coma".
Por un Aleti con identidad, popular, democrático, de los socios: ¡¡NO AL FÚTBOL NEGOCIO!!