Dejo aqui, para no abrir otro post, la columna de Maria Jose Navarro en el blog de la forista Hele
Querida Helena:
Te escribo esta postal desde Copenhague con la seguridad de que ocurrirá como ocurría cuando aún usábamos Correos. Que llegará tarde, cuando hayan pasado un montón de días, cuando ya no tenga gracia, y cuando el Atleti ya haya jugado otro partido y lo importante sea tu crónica.
El caso es que me han destrozado la maleta. Perdona por empezar por cuestiones tan particulares. En tres compañías aéreas, en tres, ni más ni menos, tengo estampada mi firma debajo de una reclamación. En la SAS y en la BA, aún tengo posibilidades de que me paguen la maleta. Incluso de que en la SAS me paguen lo que me costó la cámara digital que me han destrozado con la maleta y donde había inmortalizado a nuestros chicos. Pero no tengo ninguna esperanza con Hola. Sí, es que la compañía que monta los vuelos charter del Atleti se llama Hola. Aunque después, en el avión, ese Hola no se vea por ningún sitio y en Copenhague me vuelvan loca para localizar el vuelo y firmarme un papelito con la descripción de lo que era una maleta y una cámara o así.
El avión del Atleti lleva el escudo serigrafiado en los reposacabezas. Y en cuanto se mueve, suena el himno. Yo no tengo nada en contra del himno, todo lo contrario, pero en esa circunstancia, parece excesivo que suene. La gente se mira con cara de pudor. Porque suena un rato largo. Al final del pasillo aparece Cerezo y su tipito, y le encuentras todo el sentido a la megafonía.
Cerezo, de cerca, impresiona. Y deja olor a canción de Jorge Sepúlveda. A chocolate rancio. A armarito cerrado. A perfume Joya.
Gil Marín es mucho más alucinante. Me encantaría decirte que no juzgo al personal a la ligera, pero te mentiría. Me mola sacar conclusiones apresuradas con un simple vistazo. Bueno, pues este tío es, físicamente, tormentoso. No me extraña que le haya prescrito su delito en el Supremo, porque, con esa cara, los funcionarios no sabrían nunca qué mellizo ha venido a declarar.
Otra cosa distinta es García Pitarch. Tiene un sastre rockabilly. Qué pernera. Qué estrecheces. Qué punta en el zapato tan ideal para pinchar aceitunas. Ese es el tío que ha fichado a Fabiano Eller. Que es un señor que mira de reojo. Eller, digo. Sobre todo, si le vas a pedir que te firme para el blog de una periodista. Oye, si no quieres no firmes. Y me firma de perfil.
Tengo que decirte, querida, que lo mejor del viaje fue descubrir que Maniche es un señor encantador. Y tímido. Lleva un pasamontañas azul de aquellos que nos ponían nuestras madres a traición, pero en cuanto se pone colorado por lo que le dices no le tienes en cuenta esa moda tan arriesgada. Le conté lo nuestro con él. Que ya nos hemos perdonado haber confundido su pecho bajo con una barriga. Que le admiramos a pesar de que no tenemos mucha fe. O que tenemos fe, pero con la fe con la que se cree en el cielo. En cualquier caso, un hombre que se ruboriza es un hombre maravilloso.
Forlán, sin embargo, es perfecto. Pero no es maravilloso. Lee. Sí. Lee. Pero cuando atiende a los aficionados pone gesto aburrido. Y vuelve al libro. Y por primera vez le encontré ventajas a la incultura.
Motta no lee. Motta me enseñó la cicatriz en su rodilla y a mí me pareció el pespunte de un mantelito de té. Qué sinvergüenza es Motta. Y qué alto. Y qué gorro. Y qué bien mira. Y qué simpático es Pernía. No sabes cómo es Mariano de encantador. Y de irónico. Y de listo. Coincidí con él, otra vez, en un ascensor. Iba con Reyes. De Reyes no tengo nada nuevo que contarte, ni nada bueno. Lo mismo podría decirte de Cléber. Tan grande y tan insípido.
Insípido es, también, el Kun. Es un niño que dormita. Que se abstrae. Que no está. Duerme. Siempre. Todo el rato. Excepto en los partidos, duerme. No sale, no pasea, no aparece. No consta. Pero, aún así, firmó para ti. Maxi estaba a su lado, porque Maxi siempre está a su lado. No demasiado cerca, pero cerca. Maxi es el capitán y se lo ha ganado. Su trato con la gente es otro. Es la palabra justa, la broma justa, el tiempo justo.
Con Pablo hablé de la Feria de Albacete. El pueblo, ya sabes, une mucho. Con Luis García también hablé. A quién hay que matar para que juegues, le dije. Y a partir de ahí, miradas cómplices, y saludos amistosos. Bonita sonrisa, por cierto. Vuelve Motta. Y mira. Divinamente mira Motta. Y te atiende. Y te atiende como si tuviera toda la tarde libre.
“Qué pasa, calvo de mierda”. Es Reyes. Saludando a voces a Pernía. A Reyes le quité el papel antes de que te firmara. Chica, yo tengo mis principios. Las chicas del Atleti perdonamos a Maniche, pero no a Reyes. Come con la boca abierta. No te digo más. Y grita. Y a mí ya sólo me gustan los señores que se hacen una sopa de sobre, sí, de sobre, pero que no sorben.
Besos, amiga. Mj
Que grande las descripciones de Peluca, Caratorcida y Pitarch.
Grande tambien lade Maxi, muy propia con su forma de jugar en el campo, sin alardes, pero siempre en su stio en el momento justo.
Para finalizar que decir de la descripción de la mejor zurda que ha pasado por el Atletico de Madrid desde Futre.
Un saludo