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Garci: partido de vuelta
19FEB 2012 02:22
Conserva todo el pelo. E igual de repeinao. Vega Arango escuchaba con atención la disertación emotiva de José Bódalo. En aquella mesa artúrica también se sentaban Antonio Ferrandis (falso mítico Albajara, falso mítico Premio Nobel), Antonio Maceda, Vicente Miera, José Manuel Díaz Novoa, otros veteranos en rojo y blanco... Ya en el encuentro, el Doctor de mala Cabeza se fumaba en el palco un puro que empezaba en la arena de San Lorenzo. Barra libre de volutas y de verborrea pre-Gil. El Sporting acabó ganando el partido 3-0, el Atleti de García Traid tiró una Liga ganada, y a la postre José Luis Garci ganaría un Oscar entregado por una actriz (Luise Reiner, 102 años y aún vivita) que entonó aquello de "Volveeeerr a empesaaarrrrrr". Todo ocurrió entre el 29 de marzo de 1981 y el 11 de abril de 1983. Parece que fue pasado mañana. Daba cuenta de tan histórico galardón la crónica de Diario 16 firmada por Alfonso Rojo, que en La Noria esté. La secuencia de Volver a empezar regresa hoy como un bucle en esta jornada en la que Javier Clemente se sienta en el urgente banquillo del Sporting, implorado el rubio por el moreno Vega Arango. Y precisamente cuando se cumplen tres décadas de la gestación del Oscar de Garci, insignia de oro y brillantes sportinguista por tanta mitología filmada entre orbayu, la lluvia de la memoria. Poco después de aquel premio, Garci volvía a la tierra asturiana de su niñez para ofrendar la estatuilla y realizar el saque de honor. Jugaban otra vez Sporting y Atleti. Esta vez, los del Manzanares ganaron 2-3 frente a 30.000 espectadores que adoraban el acento de lija de Vujadin Boskov. Al final de esa temporada, Clemente se montó en la gabarra, ancha como su lengua. Mister de actores, sin brusco chasquido de claqueta Garci previene al elenco y simplemente invita a entrar en escena: "Cuando querais", conmina con candor. Al balompié se acerca perdidito de mitomanía. Por eso filmó a los dos equipos de sus amores, que como Sísifo siempre vuelven a subir la piedra por la ladera de cierto fatalismo. Ambas instituciones disfrutan y se emocionan con un pasado tan mágico como irreal es este presente en sesión continua que aún carece de leyenda. De idéntico modo Garci se actualizará este año con ese Sherlock Holmes de las Vistillas que se bebería el Canal de la Mancha junto a George Best, teorizaría con Pedro Cuartango sobre los aminoácidos de la morcilla de Burgos e invadiría las Malvinas para hacer la puñeta a Gistau. Garci añora, charla, trasiega, mira, enfoca, fuma, alude, glosa, vive, se desvive, tiembla y trasnocha a la vez con Di Stefano, Cary Grant, Cruyff, Gilda, Gárate, Quini, Harrison Ford, Alberto Closas o Andrés Iniesta... Afectado para unos, poeta para otros, ilumina la melancolía con fogonazos de Dry Martini. De su cenicero emerge el Molinón como Avalon, Tara o Xanadu, con Maceda encabezando los créditos de la película. En esa onírica producción se cuelan los revólveres de Zurdi, Eloy y Enzo Ferrero, la barba impenetrable de Redondo y Jiménez, Cundi recogiendo las nasas del pesquero mientras Joaquín saca los mapas del área y el rufián Manolo Mesa al final se larga con la chica del prota, así, tan encorvado, con sus siete pulmones... También fantasea Garci que a su Atleti le dan esa Copa de Europa que le debe el maldito Bayern de Bruselas. Nada como su plató del Molinón. Nada tan verde, tan puro e irreal. Diego Perotti, interior del Sevilla y criminalista en ciernes, me comentaba hace un año que el estadio y el feudo que más le había conmovido de España era la caldera del Sporting. "Aprietan fuerte", infectan de miedo al rival e inspiran hasta esa Semana Negra poblada por detectives y perdedores de papel. Es el peaje por pisar y oler, a decir del director, "el mejor verde de España", grama fértil del Molinón que un día alfombró el Oscar de la Transición y hoy mulle el regreso (feliz) a tanta nostalgia.
¿Has leído el mensaje, lo que está escrito en la pared? Podría ser la respuesta, la respuesta a todo.