A mí Villa no me disgusta, pero siempre estamos igual, apostando a una incógnita. Vendemos realidades, compramos posibilidades. Es el negocio de los trileros.
La pregunta está clara, si no se entra en Champions y Falcao hubiera resultado un bluf, ¿hubieramos desaparecido? La idea que trasmiten es que sí. En cambio la experiencia es que, cuando hace falta la pasta, misteriosamente aparece.