Ha encajado tres -poco habitual en nuestro equipo en la era Simeone- y no tres cualquiera. Un gol desde muy lejos (si estás tapado, tienes que desplazarte un poco para tener el balón localizado, o estar mucho más vivo) y dos por debajo de las piernas. Y encajar por debajo de las piernas siempre deja impresión de que se podía hacer más (bajar más las piernas, salir a cubrir antes...) aunque a veces esta sensación sea meramente eso, una sensación, y la bola sea inalcanzable.
No diré que sea su culpa la derrota, pero es verdad que como debut, es casi el peor posible. Porque una cantada grosera combinada con alguna parada de mérito, permite achacarlo a nervios, concentración. Una actuación gris, sin paradas de mérito y con tres goles encajados, deja impresión de portero menor.
Lo positivo, que a partir de aquí sólo puede mejorar, y sin duda lo hará.