Sí, venganza.
Porque nacimos a los pechos de la venganza, cuando venían ingenieros de minas vascos a Madrid. Por más de un siglo de puntapiés y peinetas. Por ser de la parte de Madrid del niño Vicente. Por tenerse por los errol-flins del Foro. Por confundir la chulería con la prepotencia. El casticismo con el catetismo. por llevar los jodidos colores de la rendición. Por todos esos dineros gastados en periodistas. Y más. Por el gol anulado a Perea. Por la roja de Orejuela. Por ensalzar a ese Grosso y calla r a ése Alsúa. Porque, como decía Juanín, las trampas, se ven. Por toda esa venganza in crescendo acumulada desde las tapias del retiro. De O'Donell. De Vallecas. Del Metropolitano. Del mismito Calderón. Del infierno, si coincidimos. Por parecer fotocopiadoras del todo a cien. Por usar el 14 con Guti. Porque ellos no lloran, piden justicia. Por sus zapatitos de charol. Por su legión de limpiazapatos. Por Pizo. Por comprar todo, hasta la imaginación. Por tantos y tantos recreos de nuestros nenes. por un lápiz del Atleti contra 10 estuches blanco-gior. Por querer ser el niño en el bautizo y el cadáver en el entierro. Por su manera de palmar. y de ganar. Por sus recalificaciones a la carta. Blanca. Por conducir sin intermitentes. Porque, a boca del Pechuga, "blanco, ni el orujo". Por presumir de un status de club que niegan al resto. Porque ellos no juegan al contragolpe, sólo acechan. Porque ellos nos son guarros, sólo intensos. Por ser tan pobres, qué solo tienen dinero. por la portada tauromaquiavélica de hoy. De mañana. De al otro.
No es un partido. Ni dos. Son cienes. La venganza es un estado permanente para uno del Atleti cuando se le menta Chamartín.
Saludos.