Supongo que debe ser cosa de la estadística. El fútbol moderno. Si el portero sale a buscarla de puños, a la antigua usanza, te meten dos goles de cada diez intentos, mientras que si el portero se queda en la línea esperando te meten uno de cada diez. Debe ser por eso. Yo anoche me quedé con las ganas de que Oblak, sin duda el mejor portero del mundo (para evitar malos entendidos), le cepillase la cabeza a Rakitic en la jugada del gol.
El partido me gustó, porque quedó claro que este equipo sin jugar un gran partido es capaz de meter miedo al más pintado. El Barsa nos jugó con un respeto tremendo. Evitando en gran medida esos pases filtrados entre líneas con los que destroza rivales para procurar que no tirásemos contras en los robos. Precisamente, el de la mala elección a la hora de tirar la contra fue nuestro lunar negro, como bien destacó el Cholo en rueda de prensa.