Mañana se juega un partido en Avila entre veteranos del Atletico de Madrid contra veteranos del Real Avila

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El último acto deportivo incluido en el programa de las fiestas de Navidad de Ávila supone una novedad en relación con ediciones anteriores. A las doce de la mañana del sábado 5 de enero, el césped del Adolfo Suárez albergará el Memorial Feliciano Muñoz Rivilla, en el que se enfrentarán un equipo de jugadores veteranos del Real Ávila ante otro de leyendas del fútbol que pasaron por el Atletico de Madrid.

Los más jóvenes quizá no sepan que el único futbolista nacido en nuestra provincia que hasta ahora ha alcanzado la internacionalidad con la selección española absoluta de fútbol, ha sido Rivilla, nacido en la capital abulense un 21 de agosto de hace setenta y un años. Este magnífico defensa lateral derecho empezó a darle al balón en la calle de la Toledana, hoy conocida como Nuestra Señora de Sonsoles. Entonces la ciudad se acababa allí y en los años cuarenta era raro que un vehículo a motor circulase por tan periférico barrio, lo que permitía montar un partido en cualquier calle o plazuela.

La trayectoria futbolística de Rivilla se enmarca jugando primero en el equipo de fútbol del Instituto de Enseñanza Media, donde la atención por los libros no fue óbice para que el Real Ávila se fijase en él para ocupar el puesto de interior derecho en el cuadro encarnado. Una vez en el primer equipo abulense y tras demostrar sus dotes futbolísticas, llegaría el fichaje por el Atlético de Madrid. Pero los del Metropolitano consideraban que debía curtirse en otros conjuntos antes de llegar a ser jugador de pleno derecho de la primera plantilla. Por eso no le quedó más remedio que jugar cedido; primero en el Plus Ultra, luego en el Real Murcia y después en el Rayo Vallecano.

Con el Atlético de Madrid jugaría 357 partidos (244 de Liga, 67 de Copa y 46 en competiciones europeas). Puede decirse que Rivilla sería el primer carrilero del fútbol español, con tendencia a irse al ataque. Su experiencia como interior le daba alas para subir y bajar la banda, atacando y defendiendo. Era un futbolista que jugaba el balón sin dar patadas, técnico, rápido y con carácter en el campo, lo que le valió conseguir el premio Patricio Arabolaza, como jugador más genuino representante de la furia española.

Campeón de Europa con la selección española

Rivilla debutó con la selección española de fútbol el 1 de marzo de 1959, en encuentro jugado en Madrid entre España e Italia. Era la denominada selección de promesas. El partido terminó con empate a cero, y Feliciano jugó en el puesto de medio izquierdo, junto a futbolistas de la talla de Luis del Sol o su compañero de equipo Peiró, denominado el galgo del Metropolitano y que por similitud motiva a llamar al abulense como el galgo de la Toledana por el barrio en el que nació.

Esa primera experiencia internacional no se repetiría hasta después de más de un año. Fue concretamente el 10 de julio de 1960, ya con el combinado A o absoluto. El partido se jugaba en Lima y España se impuso por 3 a 0 a la selección de Perú. Rivilla ocupaba el lateral derecho de la defensa española junto a Garay y Pachín, y se haría con la titularidad en el puesto jugando prácticamente todos los partidos de la selección española hasta el 15 de noviembre de 1965, cuando disputó en París un choque en el que España ganó a Irlanda por 1 a 0, clasificándose para la fase final del campeonato del mundo. Esta fue la última ocasión en que Rivilla sería internacional, aunque viajara a Inglaterra un año después como parte de los seleccionados, pero no llegaría a jugar ningún encuentro.

Su retirada en el Atlético, se produjo en 1968. Llegó a vestir la zamarra nacional en 27 partidos, una cifra elevada para una época en la que no se celebraban tantos encuentros como hoy. Esa cifra fue durante muchos años el record del jugador atlético que más partidos había disputado con España, hasta que en los años 90, se lo arrebatasen Manolo, con 28 partidos, y Kiko Narváez, con 29.

De haber jugado ahora, posiblemente Rivilla estaría cerca de las 60 internacionalidades. El que fuera durante más de cinco años el 2 indiscutible del combinado español, además de permitirse jugar el Mundial de Chile en 1962, junto a fenómenos como Puskas, Luis Suárez y Gento, tiene el mérito de formar parte de la selección española que se proclamó campeona de Europa en 1964 (imagen superior izquierda), venciendo en Madrid a la U.R.S.S. con el mítico gol de Marcelino. Debe ser un honor para los abulenses el que uno de los nuestros sea uno de los exclusivos once futbolistas españoles que tienen un título con la selección, el único conseguido hasta ahora. Y cuidado que han jugado cientos de jugadores en el cuadro nacional.

Con el At. de Madrid, Rivilla alcanzó muchos de los títulos que llenan el historial rojiblanco. Campeón de la Liga 1965-66 (el abulense es el primero por la derecha de la fila de pié). Tres Copas de las llamadas entonces del Generalísimo, en los años 1960, 61 y 65. Participante en el once que obtuvo el único título europeo del que puede presumir el Atlético: la Recopa de Europa de la temporada 1961-62.

Nada más retirarse como futbolista activo, Feliciano Muñoz Rivilla emprendió varias actividades empresariales en la capital de España, regentando negocios de electrodomésticos. En su ciudad natal, inauguró una tienda de este sector en la calle Arévalo, que tuvo una existencia efímera. También abriría la gasolinera que aún hoy es conocida como de Rivilla y que sigue dando nombre a una zona urbana ahora en expansión. Cuando dejó de dirigir este negocio, Feliciano iría perdiendo su vinculación a Ávila, si bien en los años setenta del pasado siglo se le ofreció el puesto de vicepresidente del Real Ávila, cargo que no llegaría a ocupar de forma efectiva. En la actualidad es el presidente de la Asociación de Veteranos del At. de Madrid y vicepresidente de la Asociación Española de Jugadores Internacionales (AEFI).

Pantic, Vizcaíno, Moya, Aguilera, Pablo Alfaro…

Los aficionados al fútbol podrán contemplar en el Memorial Feliciano Muñoz Rivilla las evoluciones de ex jugadores del Atlético de Madrid, antiguos internacionales absolutos, como Quique Estebaranz, Gabi Moya y Luis García, o que formaron parte del doblete histórico del club colchonero como Vizcaíno y Pantic, sin olvidar a los conocidos Pablo Alfaro, Mami Quevedo, Aguilera o Mejías. Todos ellos entrenados por un ex portero, que jugase al lado de Rivilla, Miguel San Román.

En el equipo de veteranos del Real Ávila está prevista la presencia de ex futbolistas como Zapatera, García, Javi, Méndez, Cruz Heredia, Nacho, Frías, Del Bosque, Peña, Toño, Juan Carlos, José Enríquez, Luján, Blázquez II o Fernando. Serán dirigidos al alimón por Esteban Zapatera y Juan Carlos González del Pozo.

Y después de todo lo dicho, sólo queda añadir, y excelente persona, le deseo lo mejor y una pronta recuperación del susto del año pasado con ese infarto que sufrio.

Un fuerte abrazo.

Para mi es un orgullo que un paisano mio haya vestido la camiseta de mi equipo. Habrá que pasarse a ver a los veteranos y a saludar a Feliciano.  

FÚTBOL
Rivilla: «En el Real Ávila gané mi primera prima: veinticinco pesetas»
El que fuera jugador internacional abulense fue homenajeado en la mañana de ayer en un sencillo acto antes del partido entre los veteranos de dos de sus equipos, Ávila y At. Madrid

Un momento del homenaje a Feliciano Muñoz Rivilla. / Antonio Bartolomé

Si en todo el mundo el personaje de Ávila más conocido es Santa Teresa de Jesús, en el ámbito deportivo el abulense que ha atravesado todas las fronteras es un ex jugador de la selección española de fútbol, Feliciano Muñoz Rivilla, que en la mañana de ayer recibió un cálido homenaje en su ciudad natal, enfrentándose los veteranos de los dos equipos más importantes de su carrera deportiva: el Atlético de Madrid, donde realizó una brillante trayectoria, y el Real Ávila, en el que comenzó “a jugar al fútbol en serio”.

Una mañana agradable se iniciaba con la entrega de placas a Rivilla en el centro del campo del Adolfo Suárez, realizando el saque de honor y posando con las formaciones atlética y encarnada. Luego al palco, acompañado del presidente del Real Ávila, Javier Sánchez, de los ediles municipales Áureo Martín y Patricia Rodríguez, y de uno de sus nietos, también deportista de pro, aunque no da patadas sino que lanza el balón a canasta, Álvaro Muñoz, el jovencísimo alero de Matchmind Carrefour El Bulevar.

El reencuentro con viejos conocidos y amigos de su tierra chica, los cientos de saludos y fotos de rigor, las preguntas de muchos de los presentes del tipo de: “¿te acuerdas de mí, soy…?”, con la respuesta de Feliciano de: “como no me voy acordar”, significaron una vuelta en el tiempo al excelente lateral derecho rojiblanco. Rivilla se mostraba “encantado” de estar en Ávila y de compartir unas horas con los aficionados al fútbol, viendo jugar a la vez a sus dos equipos del alma. El antiguo jugador fue un dechado de amabilidad y buenas maneras para todos cuantos se acercaron a él.

El partido entre los veteranos del Atlético de Madrid y del Real Ávila finalizó con empate a uno. Sobre el terreno de juego se contemplaron las evoluciones de jugadores que lo han sido todo en uno y otro equipo. Unos llegaron a la internacionalidad, otros no pasaron del modesto Real Ávila, pero todos trataron de dar lo mejor de sí mismos, pese a los años de más, a los que se sumaban en algunos casos los kilos y se restaba la superficie capilar.

Quien tuvo retuvo. Así, Pantic –uno de los pocos que estuvo todo el tiempo sobre el campo- dio una lección de saber mover a sus compañeros y de poner la pelota donde quería. Lanzó un par de faltas a balón parado, que en su época en activo eran gol seguro. Ahora, el punto de mira lo tiene un poco desviado, pero sigue ostentando la calidad de quien fue parte importante de la plantilla que logró el histórico doblete colchonero. Otros como ‘Mami’ Quevedo hace cuatro días que se han retirado y se nota que aún conserva mucho fútbol en sus botas, como detentan gran clase y buen toque de balón, Quique Estebaranz, Gabi Moya, Juan Sabas, Julio Prieto, Pradito, y hasta el brasileño Luis Pereira, que con sus casi sesenta años jugó en el segundo tiempo. La meta atlética estuvo defendida por Mejías, muchas temporadas en la primera plantilla del Manzanares, que realizó paradas de mérito.

En el bando contrario, no fueron menos que sus famosos rivales. La portería la resguardaron Javi, Araujo y Córdoba. En la defensa lucharon como jabatos hombres como ‘Nene’ Méndez, Nacho, Del Bosque, Frías, Pedro Pascual… ‘Chino’ Zapatera, trataba de dirigir al equipo abulense, ayudado por García, Blázquez II o Aceña. Por las alas quisieron volver a correr Toño, Juan Carlos y Muñoz, como en punta lo intentaron en todo momento Fernando, José Enríquez, Pereda y Luján. La verdad es que varios de ellos siguen jugando al fútbol, matando el gusanillo en el Trofeo Pedro Pascual, aunque hayan superado con creces los cuarenta años.

Por lo que se refiere al desarrollo del encuentro, las oportunidades estuvieron repartidas para ambos contendientes, aunque el dominio correspondió en mayor medida al Atlético de Madrid. La primera ocasión más clara de marcar, la tuvo el abulense Fernando, que cuando se iba solo hacia la portería rival, Mejías le hizo falta al borde del área, impidiendo que el delantero materializase el gol. Una infracción que en otras circunstancias hubiera sido mecedora de expulsión del cancerbero rojiblanco.

Gracias a una jugada muy bien llevada por la izquierda por Gabi Moya, con un pase preciso a ‘Mami’ Quevedo, el futbolista gaditano fue capaz de enganchar un disparo para abrir el marcador a favor del Atlético de Madrid. Un 1 a 0 que podría haber aumentado porque de alguna oportunidad más gozarían los jugadores entrenados por Miguel San Román, pero no pudieron superar a la zaga encarnada, donde sobresalía el buen hacer de Nacho.

Como sucede en esta clase de partidos, en el segundo tiempo se efectuarían numerosos cambios, incluso algunos jugadores del Real Ávila que habían sido ya sustituidos, caso de Zapatera, José Enríquez y Fernando, volverían a saltar de nuevo al campo, en un intento de los técnicos abulenses Esteban Zapatera y Juan Carlos del Pozo, de aprovechar el bajón físico del Atlético de Madrid para ganar el partido. Porque entonces el Real Ávila había conseguido igualar la contienda mediante un gol de Lujan, al rematar un rechace de los rojiblancos. Pero el marcador no se movió y el resultado final fue de empate a uno.

Había dos trofeos para entregar, uno para el vencedor y otro para el derrotado. Como el partido terminó en tablas y la suerte no se iba a decidir en el lanzamiento de penaltis. Mejías se llevó la copa más grande para el Atlético, y Zapatera recibió para el Real Ávila un trofeo que simbolizaba a un futbolista.

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