El tema de los horarios, otro efecto secundario de las retransmisiones televisivas, es un dislate, y una tomadura de pelo a los aficionados, que aguantamos en silencio la dictadura de las TVs. ¿Cuanto falta para que impongan un resultado en el partido de ida de una eliminatoria a dos de los equipos que controlan, para aumentar los PPVs, o la audiencia que exigen los patrocinadores, en el partido de vuelta? Me temo que, si no ha ocurrido, estamos cerca.