MADRID.- Jesús Gil se hizo con el 94,5% del Atlético en 1992 sin ingresar una peseta en el capital social del club. El fiscal denuncia que esta presunta estafa fue posible gracias a una operación contable ficticia.
La
institución que preside Jiménez Villarejo va más allá. Considera
probado que, no contento con lograr el 94,5% -63% él, 31,5% Cerezo- del
Atlético por cero pesetas, Gil y Gil ingresó en una cuenta suya el
importe del 5,5% restante que habían comprado los socios por 112
millones.
Un total
de 3.124 seguidores rojiblancos se decidió a invertir en su equipo
comprando acciones de 8.000 pesetas cada una. Pero, a diferencia del
presidente y el vicepresidente, sí abonaron el importe de sus títulos.
Estos
son los dos ejes de la querella por estafa y apropiación indebida que
el fiscal anticorrupción presentó el sábado pasado en la Audiencia
Nacional contra el presidente colchonero, su hijo Miguel Angel, el
vicepresidente Enrique Cerezo, y su abogado José Luis Sierra, entre
otros.
El titular del Juzgado de Instrucción seis de la Audiencia Nacional, Manuel García Castellón, admitió a trámite la querella.
Estos
presuntos delitos habrían sido cometidos durante el proceso de
transformación del club del Vicente Calderón en Sociedad Anónima
Deportiva (SAD), que culminó el 30 de junio de 1992.
El
ministerio público es taxativo en su querella: «En contra de lo que
disponía la Ley del Deporte, el capital social del Atlético de Madrid
fue de cero pesetas».
El modus operandi de Gil y Gil no fue, en contra de lo que pueda parecer, un modelo de ingeniería financiera. Fue mucho más sencillo: «Ideó
una estratagema tendente a formalizar un desembolso ficticio de dicho
capital social, una apariencia documental que permitiese conseguir la
autorización del Consejo Superior de Deportes (CSD) para la
transformación en sociedad anónima».
El CSD
exigió a todos los clubes -excepto Barcelona, Real Madrid, Osasuna y
Athletic de Bilbao- que pasasen a ser sociedades anónimas en 1992.
No sé, no sé. Esto fué escrito hace no mucho en El Mundo. Era un artículo que firmaban tres personas. Una de ellas, un tal Eduardo Inda. Director de marca en estas fechas turbulentas que seguimos viviendo. Pero, curiosamente, en un periódico "político" se atrevió a rubricar opiniones que ni asoma (a día de hoy, y salvo puntadas de Matallanas) a publicar en otro "deportivo". El más leído del País, para más inri.
Se camina pisando huevos. Pero ójala parezca que se camina al menos...
Saludos.