Ver a centrocampistas y defensas escoltando a Javi Martínez en su carrera olímpica a todo lo largo del Calderón, cuales ejecutivos mamados tras un novillo en una capea de empresa; ver a Pernía ayudar al navarro a culminar la galopada con un milimétrico pase a Sustaeta; ver a Pablo repetir otra escena delirante de marcaje a balón parado, en el 1-2, para luego culminar su faena con la demente agresión a un delantero bilbaíno; ver el trote cochinero de Juradito, y su exhibición de pases imposibles; ver a Luis García ejerciendo de peonza humana y derrochar teatralidad en el área bilbaína; ver al Kun completamente desquiciado ya, ganándose al fin el merecido descanso; ver a Raúl García impotente y desquiciado a base de exigirle un tan sobrehumano como inútil derroche de energías, y autexpulsándose otra vez; y no ver, sino saber, que Reyes no puede salir porque, de tanto salero andaluz como lo adorna, sufre un "bajón de azúcar".
Pero es que después de todo esto, el Ciano del Aleti va y ejerce de malhumorado presidente ante las cámaras, los periodistas de la casa se rasgan en plena noche las vestiduras ante su millonaria audiencia, y mientras, el verdadero hacedor del desaguisado, el auténtico factotum, escondido en la penumbra, deja sólo ver una mano de la que sale un índice acusador señalando a los bien pagados chivos expiatorios de turno.
Por favor, ya que los partisanos han dimitido, porque la sufrida plebe a decidido hace tiempo entregarse a la esclavitud, a ver si de una vez llega el ejército americano y se acaba esta pesadilla, esta auténtica "Gomorra" futbolística.