David de Gea (Madrid, 19 años), el portero
larguirucho y barbilampiño que arrinconó a Asenjo, el fichaje estrella
de esta temporada, ahora en el banquillo, se levanta todos los días
rozando las nueve de la mañana, desayuna fuerte, su colacao y sus
tostadas -"los bocadillos de huevos fritos de Domínguez no van
conmigo"-, y se hace 55 kilómetros diarios, los que separan la ciudad
deportiva rojiblanca de Illescas (Toledo) con su padre de chófer y él de
copiloto detrás de un sueño: ser el nuevo referente de la escuadra del
Manzanares. "Fernando Torres fue un ídolo aquí. Para llegar a su altura
hay que trabajar muy seriamente, aunque me ha beneficiado que la grada
se vuelque con los canteranos. A fin de cuentas, soy de la casa", dice
la última gran esperanza del club rojiblanco, en el que entró hace siete
años.
Pregunta. Casi tapa el sol. ¿Cuándo dio el
estirón?
Respuesta. De repente. Yo no era muy alto. Era
normalito. Pero un día empecé a ir para arriba y así salí. No es que
tuviera un verano en el que crecía y crecía, pero fue ponerme y no
parar. Vamos, que todavía no sé si he parado. Ahora estoy en 1,91 o 1,92
metros. Por ahí.
P. Los técnicos del filial, los que más
le conocen, recuerdan las molestias físicas que sufrió.
R.
Al crecer tan rápido, tuve problemas en la espalda y las rodillas. Se me
salían las rótulas y, claro, me dolían, pero las fortalecí bien y ya no
me dan guerra. Pero tampoco soy tan largo. ¿Que aquí hay gente alta,
eh? Están Pablo, Sergio...
P. ¿Qué le parece el debate que
se montó alrededor de Asenjo y usted? La grada del Calderón empezó a
pitar sin freno a Asenjo. Quique Flores, el técnico, llegó a decir que
estaba "en un proceso de recuperación mental". Usted mismo declaró que
los silbidos a su compañero y rival por el puesto le incomodaban.
R.
Ya dije todo lo que debía decir en su momento. Asenjo es un grandísimo
portero. Ya lo ha demostrado. No hay más que hablar de ese tema.
P.
Pero Asenjo fue el fichaje más caro del Atlético, 4,5 millones de
euros, cuando usted ni tenía ficha en el primer equipo.
R.
Las vueltas que da la vida, ¿verdad? Fue un verano jodido. Pero las
cosas han cambiado y están yendo a bien. En los momentos duros hay que
mirar adelante y seguir luchando. Nada se regala. La casualidad no
existe en el fútbol. Pero, eso sí, no me imaginaba aquí siete meses
atrás. Por mucha autoconfianza que tengas, aunque sepas que tienes
materia y que si trabajas al final obtienes la recompensa, el cambio ha
sido abismal. Pero aguanté y aproveché mi momento. Tras la salida de los
anteriores porteros, Leo Franco y Coupet, estaba convencido de que era
mi oportunidad.
P. Aun así, llegó a plantearse otro destino
en el que le dieran más protagonismo.
R. Estuve a punto de
irme al Wigan. Decidieron repescar a Roberto, del Recreativo; traerlo
de nuevo, por un millón. Y hubo esa posibilidad. La Premier tiene
que ser una gozada, pero, al final, me quedé aunque era una opción
bonita. Muchísimo más que la del Numancia o Las Palmas, a los que me
quisieron ceder para tener minutos. Los he terminado teniendo aquí. He
pasado de ser el suplente del suplente a ser el titular.
P. El
Madrid pondrá a prueba su rendimiento.
R. Tendremos
nuestras posibilidades, aunque lleva 78 goles, casi tres por partido, y
tiene mucha pegada arriba. Habrá que estar muy fino, pero es factible
ganar. Ya no nos deshacemos. Además, tenemos muy poco que perder.
Sabemos que, si aguantamos el arreón inicial, terminarán llegando las
ocasiones. Estamos más serios. Ya no tenemos que hacer un partidazo para
sacar los puntos. Aunque el calendario nos obliga mucho, ahora somos
competitivos. Hay que derrotarnos. Antes no era así. Éramos nuestros
principales adversarios. Pero la dinámica es al alza. En las malas
rachas todo se complica y empeora aunque parezca increíble. Ahora es al
revés. Hemos crecido.
P. No ganan fuera en la Liga desde
enero y en el Bernabéu desde 1999. Tampoco invita al optimismo la
presencia de Cristiano Ronaldo.
R. Cristiano le pega al
balón como casi nadie en el mundo. No sé cómo estaría Ustari en el
primer gol el otro día en Getafe porque el lanzamiento de falta fue a su
palo. Pero cualquier tiro de Cristiano, con la potencia que va, es muy
difícil de parar. Le pega de tal manera que se mueve mucho el balón y
hay que esperar al último momento para sacar la mano. Hay veces que no
da tiempo.
P. Higuaín lleva 22 goles, cinco más.
R.
Es más de colocación, de calidad. Es un killer del área. No se
me ocurre definirlo de otra forma.
P. ¿Y qué dice de usted?
A Ángel Mejías, responsable de los porteros del filial, le recuerda a
un lobo.
R. Transmito tranquilidad. Diría que es mi
principal virtud. La defensa sabe que detrás hay alguien relajado y
atento; no tiemblo. Se lo debo a todos los entrenadores que he tenido
desde que llegué. ¡Éramos superpequeños y ya nos metían unas palizas!
Hay una gran escuela. Ahora, con Emilio [Álvarez, el preparador de
porteros que llegó con Quique Flores], trabajamos con muñecos inflables
para dar volumen a los ensayos. Son unos ejercicios que nunca había
hecho antes y que te ayudan muchísimo a preparar las jugadas reales con
vistas a los partidos.
P. Más allá del trabajo diario. ¿ha
tenido algún referente?
R. Siempre fueron porteros. Nunca
me fijé en un delantero. Buffon me ha gustado de siempre. Por todo. Es
de lo mejor que ha habido, aunque Casillas también está bien. No por
nada en concreto, sino porque son completos. En casi todos los aspectos
son buenos. Y con un matiz para mí básico: no son de adornarse en cada
parada. No me gusta. Yo tampoco soy de regodearme por una parada buena,
aunque, por soñar, me imagino subiendo y marcando de cabeza o como sea.
Pero, como hay que ser realista, lo mejor es atajar de forma sencilla y
natural. ¿Del Atlético? Me fijaba en Molina. Impresionante.
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